Rúbricas 12

Rúbricas XII Literatura y Filosofía y su relación con otras disciplinas 27 Las fronteras de las artes 1766). En el Imperio Romano, cuando Horacio, un hombre versado en las poéticas, se atrevió a decir ut pictura poesis –como la pintura es la poesía– explicó la finalidad esencial del arte como la imitación de la naturaleza, lo cual pareció no tener importancia suficiente hasta que Lessing confrontó indirectamente a Horacio con el Laocoonte. De igual manera, grandes poetas, como Goethe, estuvieron en desacuerdo con Horacio. En palabras del famoso poeta alemán: Uno de los rasgos más descollantes de la decadencia del arte es la mezcla de sus diversas modalidades. Las artes mismas, al igual que sus modalidades están muy relacionadas entre sí, tienen cierta tendencia a unirse y a fundirse unas con otras. Pero, precisamente por eso, el deber, el mérito y la dignidad del auténtico artista consisten en separar la parcela del arte en la que trabaja de las otras, y aislarla tanto como le sea posible. 9 La lucha por la primacía, tanto de la pintura como de la poesía, era protagonizada por varios autores del momento. Para la mencionada exposición, Lessing se valió de la famosa escultura Laocoonte y la condena que supone su historia. Laocoonte, sacerdote de Apolo en Troya, grita “timeo Danaos et dona ferentes” –“temo a los dánaos (griegos) incluso cuando traen regalos”– y advierte del caballo de Troya; pero los dioses lo toman como ofensa y mandan a dos serpientes a devorar al propio Laocoonte y a sus hijos. Para Lessing, “cada rasgo empleado por el poeta en su descripción no puede producir el mismo efecto en la superficie de un cuadro o en el mármol”.10 Precisamente porque el artista del espacio, de la pintura, se dedica a la belleza, el artista de la palabra, el tiempo, se dedica a la reflexión. Entre todo lo que postula este filósofo hallamos que la separación entre el paisaje literario y el plástico debe verse definido por la técnica emprendida y el proceso de representación, sobre todo, de verosimilitud. Cuando Lessing dice que “el arte […] no debe representar nada que se conciba como transitorio”, en efecto, postula que se debe enmarcar lo que permanece en el hombre a manera de estado, y por eso tacha los retratos donde se refleja en 9 Von Goethe, Johann Wolfgang (2014). Escritos sobre arte. (Trad. Miguel Salmerón). Madrid: Síntesis: 89. 10 Lessing, Gotthold Ephraim. Laocoonte o sobre los límites entre la pintura y la poesía. (Trad. de Eustaquio Barjau y Antonio Molina Flores). Madrid: Tecnos: 89. el rostro la risa, ya que ésta no es condición permanente en el ser humano.11 Sin embargo, también en este tratado entre las fronteras artísticas, Lessing va a mostrar preferencia por la poesía respecto a la pintura, “en la misma proporción que la vida supera a la imagen es superior el poeta al pintor”.12 Esto ocurre porque, para Lessing, el poeta es capaz de hacernos sensibles al objeto de la presentación mediante la unión de los rasgos empleados, que “queda impresa en la imaginación más claramente que las palabras empleadas para significarla”.13 Lessing otorga a la frontera entre la literatura y la pintura un orden propuesto, pero éste sólo es un ejemplo de los diversos análisis entre las dos expresiones y una de tantas conclusiones para establecer el sinónimo de ambas. Ahora bien, la proposición de una primacía de la pintura sobre la literatura también es un tema que ha generado diálogo y, por supuesto, una infinita variedad de analogías entre ambas artes que delinean sus diferencias y hermanan sus semejanzas como si fueran parte de un mismo fenómeno con variaciones considerables. La mirada de la pintura y de su historia y teoría, al parecer, explotó en sus capacidades cuando ya entraba el siglo XX y las vanguardias parecieron irse al extremo opuesto de la función de la pintura y su manera de imprimir orgánicamente la visión del ojo humano. Gilles Deleuze, en su libro Francis Bacon: lógica de la sensación, hace un intento por establecer una definición de la pintura a lo largo de su historia y, por supuesto, una conclusión adecuada a las pinturas contemporáneas que se notan por su sentido de abstracción y conceptualismo. Este filósofo francés dicta un curso en la Universidad de Vincennes, donde expone distintos puntos de su teoría y considera que la pintura es un arte, capaz de poner orden a la “catástrofe” que postula el artista al iniciar aquello que se esboza como “artístico”. Para empezar, Deleuze acota la característica esencial del arte: El arte tiene […] un privilegio absoluto. Este privilegio se expresa de varias maneras. […] Sin duda, el propio arte ha realizado el objeto de un aprendizaje. […] Sin embargo, la revelación de la esencia (más allá del objeto, más allá del propio sujeto) no pertenece más que a la esfera del arte. 11 Ídem. 12 Ibíd.: 61. Onde3 13 Ib.: 146.

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