Rúbricas XII Literatura y Filosofía y su relación con otras disciplinas 101 d. Se construye un texto en el cual se utilizan estas palabras organizadas en una totalidad comprensible: Sapito Médium transportaba magnolias en su moquete… Ejemplo: a. Me im/porta un/pito que las mu/jeres/ ten/gan los se/nos co/mo/ magnolias/ o/ como pa/sas de hi/go; un/ cu/tis de dur/az/no o de pa/pel de lija. Le doy/ u/na im/por/ igual a/ cero al hecho de que/ aman/ con/ un aliento afr/od/i/síaco o/ con/ un a/liento/ insect/ icida. Soy perfec/tamente/ c/apaz/ de/ sopor/tarles/ u/ na nariz/ que/ sacarí/a el pri/mer premio/ en una ex/ posición de/ zana/horias; pero e/so sí –y en e/so soy i/ rreduct/ible– no les per/dono, ba/jo nin/gún pre/texto, que/ no se/pan vo/lar. Oliverio Girondo b) Meim pito un porta moque jereslas tenque ganse magnolias colos ticus az dupel lija pade ule nadoy ima poricero gualen consiaman afrouna disiliento aco a un secto a ti soy afecta casoy tarpaz des dena un querizía mergan elar mioapri unpos adecación horias peza rode siso ey soen yeso tibleno iles rebano ducto quenin tono stex voparlar. c) sapito un transporta moquete dijeras ten que tráganse magnolias picolos tísicus az durpel lija paredes tule, nado y cima parecieron fraguar consta aman africura didilienta baco a un insecto o a ti soy zipper dafectra cazón rapaz les deban un quería sandía emergen velar miopía prisa exento impostor además acción historias pesa ruede sisa buey yeso tibetano viles rábanos ductos pregunta pequeñín tono se texas vapor polar. d) Sapito Medium transportaba magnolias en su moquete, para aquellos camaradas pícolos tisicus. Aquella noche Durpel, su amigo, lijaba las ásperas paredes de un tule. “De la raíz a la cima”, cantaba, mientras las africuras disilientas parecían fraguar fuera de la protección del árbol. –Hola –saludó Durpel– hace tiempo que no te veía por aquí. Desde antier, para ser exactos, ¿qué nos traen las magnolias esta vez? Sapito entró en trance y pronosticó, como cada año, la llegada del invierno. – Estás seguro? ¿Otra vez? ¡Válgame, pero si ya tuvimos uno el año pasado! –Pues sí, ya ves, pero mis magnolias no mienten. Cerca de ahí, Baco, el insecto rapaz, quería emerger a comer sandía junto a los sapos, para enterarse, claro está, de las predicciones, sin pagar la cuota, pero su miopía podía costarle que algún impostor se hiciera pasar por su fruta y se lo merendara, exento de castigo. Además, recordó las historias que su tío, el vaquero tibetano, muy experimentado en cuestiones de rábanos inductos, contaba en casa cuando él era un pequeñín. Había que andarse con cuidado. Ya encontraría a Sapito en su charco a la media noche, la hora justa en que salía a cantarle su amor a la luna, a cambio de que ésta dotara a sus magnolias de poderes mágicos. Tales flores, además de pronosticar puntualmente las estaciones del año, eran infalibles para enamorar a las ranas y a las insectas que habitan los pantanos: poseían un aroma que actuaba sobre las glándulas pinecárdicas de tal forma que ¡se podía sentir el vapor polar hasta el estado de Texas! Sapito Medium se despidió de Durpel y al alejarse sintió ese terrible dolor que sólo los sapos enamorados conocen. A la distancia vio a Rana, la vecina que gustaba de seducirlo cuando eran renacuajos. No quiso contenerse más. Saltó tres metros de una vez y cayó sobre Rana quien lo abrazó. Sapito le obsequió sus últimas magnolias en señal de profundo amor, a sabiendas de que su oficio de pronosticador terminaría en aquel instante. Se fueron dando saltos a su charco privado a cantarle su amor a la luna, la cual, misteriosamente, fue menguando hasta desaparecer ante las atónitas miradas de dos estupendas magnolias color verde oscuro. Sara Flores ¿Se anima el lector a intentarlo?
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