Rúbricas XI Ciencias de la Salud en la Ibero Puebla 93 personas e incluso conversaciones. Esto hace que vuelquen su atención al escenario de prácticas y empiecen a visibilizar hechos que antes no tenían presentes, es así como los alumnos comienzan a decir: “no me había dado cuenta que…”, “me impresiona cómo hacen para…”, “no sabía que se podía hacer esto…”. Estar es escucharse a uno, escuchar al otro (preguntarse, preguntar y plasmar opiniones). Una vez que los estudiantes se han familiarizado con el espacio a través de la ocupación física y la descripción, entonces ya pueden empezar a dilucidar ¿por qué..? o ¿cómo es que…? Ese espacio es y funciona así. Esto no significa que puedan emitir juicios de valor sobre lo que ocurre, simplemente se trata de buscar respuestas que los ayuden a comprender la realidad en la que están trabajando. Para eso les pido que se escuchen primero, ¿qué es lo que ellos tienen que decir sobre el espacio?, y que escuchen a otros, ¿qué es lo que el otro tiene que decir sobre el espacio?, ese otro no está limitado a las personas que asisten a las prácticas, sino también incluye a sus propios compañeros e incluso a los medios de comunicación, a los políticos o a la prensa. Este es un momento para despertar la curiosidad, la intuición, pero también la criticidad del estudiantado, se trata de preguntarse y responderse. Estar interesados por el espacio, por el otro (el interés lleva al movimiento). Una vez que se tiene un conocimiento y una idea del espacio lo consecuente es que surja interés por ese espacio que ahora es conocido, familiar e incluso querido. El refrán popular “el interés tiene pies” hace referencia que si algo nos atrae, nos movemos por ese algo. Por lo tanto, cuando un estudiante logra estar interesado en lo que ocurre durante las prácticas es preámbulo de movimiento, de acción. Nace la intención por hacer algo por ese espacio ahora querido. Los estudiantes que llegan a este punto deben ser conscientes de que las propuestas, proyectos o acciones que quieren emprender deben ser acordes al espacio y a la gente a quienes se dirigen. Ante esta situación siempre pregunto: ¿eso que propones nace desde tu escritorio y tus suposiciones o nace en conjunto con las personas que habitan el espacio de prácticas? En este punto se junta la clave del estar con la de conectar; que si bien no son procesos unidireccionales o separados, al momento de pensar en proyectos o acciones se evidencia su convergencia. Las estrategias aquí revisadas parecieran elementos primarios de todo ser humano, acciones que los recién nacidos realizan conforme van creciendo para conocer el mundo, estrategias que permiten aproximarse a lo desconocido. En resumidas cuentas, el objetivo es diseñar las prácticas en psicología, de tal manera que los estudiantes las puedan vivir, experimentar, comprender, valorar y así rescatar todo lo encontrado y aprendido durante el proceso, dejando en segundo plano la obsesión por los resultados. enterrarlas, reaprenderlas y utilizarlas. El reto consiste en que, al menos durante los cuatro meses que duran las prácticas en psicología, los estudiantes practiquen el estar involucrados en el proceso de prácticas. Pero ¿cómo hacer que los alumnos estén y se involucren en el proceso cuando están acostumbrados a la no permanencia, a la no presencia, a la inmediatez? Para responder a esta pregunta presento algunas estrategias concretas, que promuevo durante las prácticas para fomentar que los estudiantes estén presentes y viviendo el proceso. Dichas estrategias las he retomado de la experiencia vivida con ellos durante las prácticas. Sin embargo, no son únicas o exclusivas, no aparecen en ningún libro, lo cual abre la posibilidad de que cada docente, y lo que es aún más interesante, cada alumno, encuentren sus propias estrategias para estar. Estar en el espacio y en el momento presente (no en una conversación ajena al momento, no pendiente de un celular, no en un sitio no presente). Este es quizá uno de los más grandes retos, sucede que los alumnos están, pero en otros espacios, generalmente en espacios virtuales mediante sus teléfonos celulares. Esto no significa que la tecnología nos esté cambiando, es que la forma en la que evolucionamos socialmente se ha reflejado en nuestra tecnología, nuestra no permanencia, nuestra no presencia, se refleja en nuestros medios tecnológicos (Asher, 2001). Por lo tanto, “el gran culpable” no es “el celular” y no se remedia simplemente con vetarlo en clase, el reto está en traer esa presencia (que está ocupada en un mundo virtual) a un momento presente, traer la presencia de los estudiantes al escenario físico de las prácticas y habitar ese espacio. Alguna de las actividades que he realizado para lograr este propósito es hacer recorridos por las colonias donde realizan sus prácticas, que vean el espacio social en el que estarán y a la gente con la que van a encontrarse. Se les hace hincapié que los recorridos no significan “tiempo libre”, que están diseñados para que se sitúen en el espacio. Estar atentos al lugar que nos rodea (primero observar sin juzgar). Algo que les comparto a mis alumnos es que no se adelanten a hacer prejuicios o juicios de valor y, sobre todo, a emitir alguna acción para cambiar las cosas sin antes observar. Siempre les recuerdo: “antes de mover un solo dedo, observen”. Como herramienta didáctica para esto les pido que lleven un diario de campo de corte etnográfico, cuyo primer paso es la descripción densa del espacio, de las conversaciones, de las personas, sin emitir algún juicio “positivo” o “negativo”, sólo describir. En no pocas ocasiones les parece un ejercicio exhaustivo y sus primeras descripciones están frecuentemente relacionadas a los hechos (a lo que hicieron o dejan de hacer), lo cual es más parecido a una bitácora. Sin embargo, poco a poco y conforme avanza la práctica van describiendo espacios geográficos, espacios sociales,
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