Rúbricas 11

Rúbricas XI Ciencias de la Salud en la Ibero Puebla 87 Resumen La vida humana sobre la tierra está en peligro de extinción. El centro de la amenaza radica en el capitalismo que ha desarrollado una psicología de élites que afecta los niveles de vida de la mayoría de la población, genera la ruptura entre los seres humanos y el planeta Tierra y está en la base de la inconciencia de los que han acaparado el poder. ¿Qué hacer frente a este infierno de inseguridad, miedo, e impotencia? Todo esto implica, entre otras soluciones mayores, una reestructuración de las ciencias sociales, una psicología que permita hacer durar y darle espacio a eso que dentro del infierno no es infierno, una “psicología para la sociedad”, no sólo para el individuo, como lo propone la Unión Panafricana de Psicología en su Primer Congreso en 2017, y como lo indica este escrito: una psicología social comunitaria. Palabras clave: psicología comunitaria, convivir, compartir, cuidar. “No desviar la mirada, acabar con la amnesia ecológica”, así se expresa Naomí Klein en su libro Capitalism vs the Climate. This changes everything (2014). De hecho Naomí se acusa de haber negado el cambio climático durante mucho tiempo, sin reaccionar frente a esta crisis mundial, que exige un cambio radical de nuestros estilos de vida, del manejo de la macroeconomía, de la atención a los niveles de vida de la mayoría de la población. El bienestar de los pocos y el malestar de los casi todos está detrás de esta crisis propiciada por una psicología de élites que impera en los países ricos y en los países pobres. El núcleo central del problema tiene relación con el funcionamiento abusivo del capitalismo, los cambios abruptos, potencialmente irreversibles y masivamente destructivos del incremento de las temperaturas globales y la inconciencia de los que han acaparado el poder. Como señalaron, desde 2010, John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York en su libro The Ecological Rift. Capitalism’s War on the Earth: “Una ruptura potencialmente fatal ha surgido entre los seres humanos y el planeta Tierra, que emana de los conflictos y contradicciones de la sociedad capitalista moderna” (14). La humanidad está alienada, por este sistema, de la naturaleza y de sí misma. Hay tres límites planetarios: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la pérdida del ozono estratosférico, que forman parte ya de la ruptura ecológica y hacen que la humanidad esté existiendo en gran peligro de extinción por degradación irreversible de condiciones de vida en el planeta. En este continente americano lo que sucede en la Amazonia es un grito de alarma, como describe François Houtart (2015) en un texto escrito en Caracas, el 12 de diciembre de 2014. Está en proceso de degradación esa amplia geografía de 4 millones de kilómetros cuadrados que incluye a 8 países, 33 millones de personas y 400 pueblos indígenas, el 50% de los bosques tropicales del planeta. Tiene el 20% de su selva destruida, 20% afectada y 40% que se volverá sabana en 40 años. Políticas de países de diferente ideología están destruyendo esta zona, los neoliberales explotándola, los progresistas afectándola por políticas sociales que descuidan lo ecológico, otros combinando estos efectos. En Brasil, en 2013, fueron desforestados 763 mil kilómetros cuadrados. En el Putumayo de Colombia se da la explotación petrolera. En Ecuador se abandona el proyecto Yasuní que preservaba una importante región indígena. En muchas zonas se encuentra explotación de minas, represas hidroeléctricas, monocultivos de soya y palma, producción masiva de desechos contaminantes. En síntesis, destrucción de medios de vida, expulsión de seres humanos de sus tierras, colonización de territorios, criminalización de protestas. ¿Seguiremos desviando la mirada o vamos por fin a acabar con la amnesia ecológica? Como expresan Foster, Clark y York (2010: 118-119) ya es tiempo de la revolución ecológica que exige la restauración de comunidades humanas genuinas (y comunidades de comunidades). Un concepto de comunidad que se refiera a un orden social de características comunales que incluya la participación colectiva en la toma de decisiones, un sistema de igualdad sustantiva, de fuertes lazos colectivos que disuelvan el intercambio económico individual, con un gran sentido del lugar y una ética comunitaria, una ética de la tierra, de la ecología. Una ruptura potencialmente fatal ha surgido entre los seres humanos y el planeta Tierra, que emana de los conflictos y contradicciones de la sociedad capitalista moderna.

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