Rúbricas 11

52 En cuanto a la movilidad, Thompson considera que “muchas personas con discapacidades tienen problemas desplazándose o caminando de un lugar a otro […]” y que, “algunas veces el tener problemas de movilidad significa necesitar ayuda de otras personas para hacer ciertas cosas que la mayoría de las personas pueden hacer por sí mismas, lo cual puede ser frustrante o penoso” (2002: 16). Respecto a la accesibilidad menciona que varios edificios o construcciones no poseen los espacios ni las facilidades para este tipo de personas. La debilidad visual implica dificultades al comprar, al encontrar sitios (baños, oficinas, habitaciones, etc.), entre otras. También Karla Thompson refiere que un gran número de personas que poseen discapacidad (de cualquier naturaleza) requieren a alguien a su lado la mayor parte del tiempo, lo cual constituye una de las accesibilidades más difíciles. Es complicado encontrar a alguien con el tiempo suficiente y, en muchas ocasiones, se debe pagar por ello. En el aislamiento social del que nos habla Thompson, “muchas de las personas sin discapacidades no entienden en qué consiste el tener una discapacidad o no saben cómo actuar cuando están con alguien con discapacidad. Además, algunas personas se sienten incómodas o tienen prejuicios y actitudes negativas hacia individuos con discapacidades” (2002:17). Esto indica que aquellos con discapacidad visual podrían tener problemas al relacionarse, en primer lugar, porque no saben si serán aceptados con sus limitaciones. En segundo lugar, porque pueden no sentirse seguros sobre el trato que esperan se les dé y, en tercer lugar, porque podrían tener miedo al incomodar a los demás al pedir ayuda especial. Otros autores como Turvey y Klein dicen que es probable que las causas de depresión en presencia de una enfermedad médica sean multifactoriales e incluyan componentes cognitivos, fisiológicos, temperamentales y psicológicos. Sin embargo, un número creciente de investigaciones demuestra que la discapacidad física es uno de los principales elementos que contribuyen a la depresión ante la enfermedad médica. Resultados de estudios epidemiológicos y clínicos indican que la asociación entre depresión y discapacidad física es más significativa que la que existe entre depresión y enfermedad (Turvey y Klein, 2008: 467). Estudios longitudinales han confirmado que la discapacidad funcional es un factor predictivo independiente del inicio de la depresión (Gurland, Wilder, Berkman, 1988, en: Turvey y Klein, 2008) y, a la inversa, la depresión exacerba la discapacidad física. Este fenómeno se ha denominado “espiral depresion-discapacidad” (Bruce, 2001, en ibíd.). Es decir, la discapacidad es predecible como desencadenante de depresión, incluso antes de que aparezcan síntomas de ésta, y puede ocurrir que la depresión derive en una discapacidad. Los autores aclaran que ayudar a que la persona acepte su discapacidad, no implica que se rindan ante ella. Expresan esto puesto que pudieron notar, a través de estudios de caso, que los discapacitados se planteaban objetivos a realizar con altas expectativas, y al no conseguir el resultado esperado, preferían no plantearlos. Ante esto reconocen que existe un “dolor producido por la pérdida de su nivel previo de actividad” (Turvey y Klein, 2008: 468), pero también promueven una autoobservación para hacer un ajuste en los objetivos de sus actividades conforme a su situación. Lo dicho por estos autores se vincula a nuestra investigación, por el simple hecho de que uno de los objetivos específicos es lograr la adaptación y mejora de personas con discapacidad visual. Comenzar por plantearse actividades que puedan realizar desde su marco de posibilidades constituye un paso importante. Acerca de la transición de rol, Turvey y Klein analizan las consecuencias interpersonales de convertirse en un discapacitado funcional, centrándose principalmente en dos aspectos: 1) la dificultad para pedir ayuda a los demás y 2) la preocupación de ser una carga. En los pacientes con discapacidad visual existe dependencia para llevar a cabo ciertas actividades y, por tal razón, requieren ayuda de otros, lo cual a su vez les resulta incómodo y vergonzoso, y esto podría ocasionar que prefieran no realizar determinada actividad, agregando así uno de los factores detonadores de depresión. Referencias bibliográficas Ariivillaga, M., C. Cortés, V. Goicochea y T. Lozano. (2003). “Caracterización de la depresión en jóvenes universitarios”. Universitas Psychologica. Recuperado de: http://sparta.javeriana.edu.co/psicologia/publicaciones/actualizarrevista/archivos/V3N102caracterizacion.pdf Admin. (2010) “Cada día se diagnostica entre 10 y 15 casos nuevos de depresión en Puebla”. Recuperado de: http://www. casadesalud.com.mx/articulos/cada-dia-se-diagnostican-entre10-y-15-casos-nuevos-de-depresion-en-puebla/ Bernabé, Y., J. Ramón, J. Malmierca. (1992). “Indefensión aprendida en sujetos humanos y su inmunización. Influencia del estilo atribucional y de los programas de reforzamiento”. Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 24, núm. 3: 301-321. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/805/80524305. pdf Cabrera, A., M. Rio, J. Hernández y C. Padilla. (2007). “Prevalencia de ceguera y limitación visual en personas mayores de 50 años en Ciudad de La Habana”. Revista Cubana de Oftalmología, vol. 20: 2, Ciudad de La Habana. Recuperado de: http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lth&AN=31566699&site=ehost-live Catalá,F.,R.Génova,E.Álvarez,N.FernándezyC.Morant. (2013). “Carga de enfermedad en adolescentes y jóvenes en España”. Discapacidad visual como causa de depresión en adolescentes

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