30 Trata de personas: esclavitud en el siglo XXI La esclavitud se ha transformado en lo que actualmente se denomina “trata de personas”, un negocio mundial que representa fuertes ganancias económicas debido a que cuenta con dos objetivos principales: 1) explotación laboral y 2) explotación sexual. La segunda superando ampliamente a la primera y siendo acompañada en la mayoría de los casos por algún tipo de violencia (Villalpando, 2011). Esta trata consiste en la actividad destinada a la captación, el traslado, acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, fraude, engaño, abuso de poder en una situación de vulnerabilidad, así como la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de alguien que tenga autoridad sobre otro con propósitos de explotación (Organización de las Naciones Unidas, 2011). Cualquiera puede ser víctima de trata de personas, ya sea un niño, hombre o mujer. Pero sin duda, esta situación se refleja más con el sexo femenino debido a que las mujeres son altamente requeridas para trabajos sexuales forzados y, por lo general, se encuentran en situaciones de riesgo que las hacen sumamente vulnerables a la trata. Existe un consenso generalizado de que la explotación sexual comercial es la forma de trata de personas más frecuente en todo el mundo (79%) y la más registrada, sobre la que se sostiene la industria del sexo. Le sigue el trabajo forzado en todas sus formas (18%), del cual se encuentran la servidumbre doméstica, una de las actividades más subregistradas y (3%) el matrimonio forzado, que en algunas naciones es una costumbre legal (Cisen, 2009). El fenómeno del tráfico ocurre en dos ámbitos principales: nacional e internacional. Los países de origen, tránsito y destino se encuentran entrelazados y traslapados, dado que un mismo país puede exportar mujeres, así como brindar refugio temporal a migrantes en tránsito o servir como punto de destino para otros. En el sur y sureste de Asia, por ejemplo, el tráfico de mujeres se origina principalmente en Tailandia, China, Filipinas, Birmania, Vietnam, Camboya, Bangladesh, Nepal y la India, siendo Tailandia, Malasia, Japón, India y Pakistán, países de tránsito y destino final. En el caso de América la mayoría de las mujeres involucradas en el tráfico provienen principalmente de Colombia, Venezuela, El Salvador, Honduras, Guatemala y México, siendo Estados Unidos y Canadá los países de destino. México, por ejemplo, cumple una triple función, pues es un lugar de origen, de tránsito y también de destino. Origen, porque muchos mexicanos parten rumbo a Estados Unidos y Europa, es un punto de tránsito y destino para los migrantes provenientes de centro y Sudamérica (Acharya, 2009). El mayor número de mujeres traficadas en nuestro país sigue siendo en el territorio nacional, ya que su traslado hacia otros países aún es complicado debido a distintos factores, como por ejemplo, la vigilancia en las fronteras y aeropuertos. También porque existe una gran demanda de obra femenina en México (Kumar y Salas, 2005). Las mujeres siguen representando las cifras más altas de vulnerabilidad respecto a la trata de personas. A continuación se presentan los factores que permiten entender la situación que propicia vulnerabilidad en las mujeres de nuestro país. El presente estudio no pretende ser concluyente sino parte de la reflexión necesaria para visibilizar este fenómeno. Estado: crisis estructural Gobernar un país consiste hoy, ante todo, en hacer que su organización económica y social sea compatible con las exigencias del sistema económico internacional, en tanto las normas sociales se debilitan y las instituciones se vuelven cada vez más modestas, lo que libera un espacio creciente para la vida privada y las organizaciones voluntarias […] El espacio intermedio ya no está ocupado más que por llamamientos cada vez más conservadores a valores e instituciones que son desbordados por nuestras prácticas (Touraine, 2000: 13). Al existir un Estado carente de influencia, puede verse una mayor transgresión de los derechos del ser humano, y dentro de esta dinámica se desenvuelve la ideología del patriarcado. Se entiende por patriarcado un orden social fundamentado en relaciones asimétricas de poder que se sustentan en la imposición de la supremacía de lo masculino y en la consideración de lo femenino como inferior y subordinado, y que, en aras de legitimación, da origen a preceptos sociales que implican, en mayor o menor medida, la imposición directa o solapada de órdenes por parte de los hombres o las instituciones que les representan, sobre las mujeres (Fernández y Duarte, 2006). La vulnerabilidad de la mujer ante la trata de personas tiene una relación con problemas estructurales macrosociales que, para este caso, son la ideología patriarcal y el Estado fallido. Estos factores son primordiales ya que tienen gran influencia en el comportamiento de la sociedad hacia el símbolo de la mujer, lo cual origina comportamientos que la orillan a contextos de riesgo y es en estos ámbitos donde se desenvuelve otro tipo de productos que contienen una connotación en su origen con el Estado desestructurado, lo cual los coloca en una posición que vulnera su persona. Factores de vulnerabilidad en mujeres víctimas potenciales de trata de personas
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