Rúbricas 11

Rúbricas XI Ciencias de la Salud en la Ibero Puebla 19 Aunque no es posible generalizar acerca de los resultados del bajo rendimiento escolar y los problemas de conducta del niño, una familia puede mostrar efectos tanto positivos como negativos en la relación matrimonial. El proceso de los padres para adaptarse a los comportamientos del hijo puede resumirse de la siguiente manera: Confusión: no entienden el comportamiento de su hijo. Les resulta difícil asimilar la información que les dan en el colegio, sus compañeros del aula y el resto de la familia extendida Negación: aceptan recibir la información que les brindan los profesionales acerca de su hijo, pero niegan su validez y buscan otras opiniones, o nuevas “curas” Regateo: algunos padres suelen discutir con las personas que les brindan información acerca de sus hijos, incluso expresan enojo, ejercen presión o exigencias de atención a los profesionales o a los miembros de la familia para que hagan algunas concesiones en el tratamiento del problema Depresión: pueden volverse tristes y retraídos al pensar que no se cumplirán sus expectativas en relación con el futuro académico de sus hijos Culpabilidad y vergüenza: generalmente, experimentan fuertes sentimientos de responsabilidad asociados con el bienestar de sus hijos Aceptación: la familia puede reintegrarse y aceptar la realidad de la dificultad de su hijo. En cuanto los miembros de la familia logran la aceptación están preparados para colaborar con la escuela y forman redes de apoyo que permiten un desarrollo armónico del niño. También se muestran dispuestos a hacer un frente común con los docentes y especialistas para el establecimiento de límites firmes y claros. La paternidad Ser padre es una profesión demandante, exige atención esmerada en la educación de los hijos y, por lo tanto, es trascedente. La paternidad no significa proporcionar una dosis considerable de castigo: “porque mis padres así me educaron y mira qué bien estoy”, dirán algunos, o permitirle a los hijos hacer todo lo que deseen, aun si esto pone en riesgo su integridad física. Ambas posturas opuestas acarrean serias consecuencias. La paternidad implica: 1. Enseñar a los hijos a decidir y ser responsables de su conducta 2. El padre requiere aprender la forma de ayudar a sus hijos 3. Ayudar a liberar al hogar de tensiones al resolver problemas específicos 4. Cuando el niño aprende estrategias para autocontrolar su comportamiento, impacta a las personas que conforman las redes de apoyo; por consiguiente, la forma cómo se relacionan con él se modifica para facilitar la manera cómo se percibe el menor. En este sentido, el establecimiento de los límites puede considerarse como la estrategia basada en los principios del aprendizaje, que sólo es posible si los padres y personas que los rodean se comprometen consigo mismo a actuar de forma sistemática y ordenada, con base en tres procedimientos básicos: 1. Ser claros en lo que se espera que realice el niño. 2. Conocer la frecuencia con la que se emite el comportamiento no deseado. 3. Identificar las palabras o actividades que regularmente serán consecuencia de aquellos comportamientos que esperamos presente con mayor frecuencia e ignorar aquellas conductas que no contribuyan a una convivencia armónica con la red de apoyo. Un aspecto importante de abordar es la manera cómo se afecta la relación entre hermanos, puesto que la atención de los padres se centra en el niño que tiene una forma diferente de aprender y comportarse. Pertenecer a una familia de estas características, crea retos que otras tal vez nunca confronten; algunos de estos retos pueden provocar sentimientos encontrados entre los demás hermanos a causa de la injusta distribución de la atención paternal y maternal. Ante esta situación, muchas personas han reportado preocupaciones, ya que los hermanos logran la atención de sus progenitores a través de conductas disruptivas, o adoptando actitudes y sentimientos (como la culpa), pues desearían no tener un hermano con quien compartir el cariño de los padres, por lo tanto, no es raro que se generen actitudes compensatorias para lograr su atención. La vergüenza es otro sentimiento que surge ante las constantes quejas de los maestros e, incluso, el temor de que el trato pueda generalizarse hacia ellos. Otros se aislarán, al creer que son únicos y que nadie más siente lomismo con respecto a tener un hermano con un comportamiento diferente. A su vez, el cuidado del hermano les puede resultar fastidioso, en el caso de que les sea solicitado en forma excesiva, por lo que se convierte en una “carga”, puesto que interfiere en sus actividades. Por lo anterior, es importante proveer información a los hermanos, como parte de la red de apoyo, sobre los motivos del comportamiento, cómo los afecta, además de la forma cómo pueden contribuir en la relación familiar. Comunicación Con frecuencia, padres y maestros se sienten frustrados porque los niños no “hacen caso”, o no siguen instrucciones. A menudo esto ocurre por los estilos de comunicación que se adoptan. Por lo consiguiente, se enlistan algunas sugerencias que pueden ser de utilidad:

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