Reactivación desde abajo

64 internacionales, como la cooperación vasca y el Catholic Relief Center, la Cáritas de Estados Unidos. Sin embargo, es el vínculo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (acnur), quien garantiza un flujo de dinero más estable. De los 25 trabajadores actuales, 10 dependen del presupuesto del proyecto con acnur y, en total, ese mismo proyecto representa alrededor del 60 por ciento del presupuesto de Casa Monarca. Una de las actividades principales de la asociación es el apoyo a los refugiados que acnur transfiere aMonterrey. La actividad tuvo un paro de casi un año; hasta el 20 de marzo de 2020 la asociación atendía entre 95 y 120 refugiados cada semana. Con el covid-19 las llegadas se detuvieron hasta febrero de 2021. Cuando reiniciaron, la atención y apoyo en temas de vivienda, empleo, salud y asesoría jurídica tuvieron que adaptarse a las nuevas reglas por la pandemia. Los ingresos ahora están escalonados, lo cual dificulta y ralentiza el proceso, admitiendo máximo ocho personas en las oficinas. Por lo tanto, brindó apoyo jurídico y también psico-social y psicológico de forma telefónica, virtual (por whatsapp) o presencial. En la parroquia quedó un equipo atendiendo solamente a los migrantes en tránsito, mientras los refugiados tuvieron que ser procurados por whatsapp o por teléfono. Durante los primeros meses de la pandemia, Casa Monarca operaba en un espacio rentado, sin embargo, éste se cerró en junio de 2020 cuando terminó el contrato, así, parte de las actividades se llevaron a cabo en una parroquia. Por un lado, esto permitió ahorrar dinero, por el otro, se previó la apertura de un albergue propio de la asociación. Las obras para la construcción de este albergue en Santa Catarina, en la periferia de Monterrey, llevan retraso, pero deberían terminarse en los próximos meses. Nuevas acciones No se trató solamente de adaptar o limitar los servicios regulares de la asociación, sin embargo, la pandemia permitió a Casa

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