62 tránsito, migrantes refugiados y emigrantes deportados desde Estados Unidos. En general, la pandemia afectó la actividad de Casa Monarca porque impactó directamente los flujos migratorios. Sin embargo, la relativa seguridad económica permitió a la asociación seguir operando sin preocupación. Las actividades se adaptaron a nuevas exigencias y también a un flujo migratorio modificado. La mayoría de los migrantes atendidos (alrededor de 7 400 personas) desde antes de la pandemia procedían de Venezuela, Honduras, El Salvador, Cuba y, en menor proporción, de México, Guatemala y Nicaragua. De ellos, 55 % tiene menos de 30 años. La crisis económica generada por la pandemia también llevó consigo una ola de violencia doméstica, por ejemplo, en Honduras. La actividad general de la asociación es brindar apoyo a los migrantes, y la forma en la que éste se brinda es variada. Casa Monarca se caracteriza por estar vinculada, en diferentes niveles, con varias instituciones (colegios, registro civil, dif, Subsecretaría de gobierno, las Secretarías de Estado) y otras instancias (desde la fundación Femsa, Catholic Relief Service, Jóvenes Sin Fronteras, hasta la iniciativa “Porta Morada”). La interacción se da no tanto en búsqueda de apoyo económico, sino, como ya se hacía antes de la pandemia, en función de la construcción de planes de intervención para la población de migrantes. En el contexto pandémico Casa Monarca no ha sido una instancia afectada drásticamente como otras, aun así, la asociación ha tenido que revisar y reconfigurar sus actividades a las medidas de confinamiento y también a un contexto radicalmente mutado. Su capacidad de adaptación derivada de diferentes factores, y su posibilidad de vincularse con un espectro muy amplio de actores permitieron a la asociación sobrevivir a la pandemia, identificando y desarrollando nuevas prioridades y áreas de intervención. Sin embargo, esto ha sido un trabajo difícil que ha implicado ajustes fuertes en varios ámbitos.
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