149 principales para implementar respuestas colectivas y tendencialmente eficaces dentro de la crisis de la pandemia. En particular, por lo que atañe a las experiencias que intervienen directamente en los circuitos de producción económica, se observa la capacidad de las cooperativas de adaptarse rápidamente a los nuevos requerimientos determinados por la crisis. Hay que resaltar que, además de las estructuras organizativas propias e internas de cada organización, muchas de las acciones en la crisis se han implementado a través de redes de relaciones con otros actores en diferentes escalas, desde el espacio local o territorial, hasta las alianzas a nivel nacional o los vínculos con fundaciones internacionales. Estas redes han otorgado mayor capacidad de intervención a nivel local, de presión política en el escenario nacional o, incluso, acceso a financiamientos internacionales. Si todas las experiencias estudiadas han mostrado la capacidad de reducir las afectaciones socioeconómicas inmediatas de sus integrantes, son pocas las que han concebido estas respuestas desde una perspectiva que no se limita a regresar a la situación anterior a la pandemia, sino que apuestan para que en el contexto de crisis se fortalezcan procesos organizativos y productivos que tiendan a no reproducir las relaciones desiguales que estructura la sociedad actual. Esta apuesta se ha encontrado, principalmente, en los representantes de aquellas experiencias que asumen la forma de organización social o sindical. Los niveles dentro de los cuales se observan tendencias potencialmente transformadoras dentro de la crisis de la pandemia son, por un lado, el subjetivo y relacional de las personas y, por el otro, el del reconocimiento dentro del marco estatal de los derechos sociales. Con respecto al primer ámbito, los representantes de mtc de Guatemala observan que la experiencia de la pandemia, en las comunidades rurales donde está presente la organización, ha permitido una revaloración de elementos culturales propios que
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