142 mantener, ahora, con la capacitación, es capaz de desarrollar sus propios proyectos, y se dio cuenta que puede salir adelante sin necesidad de tolerar maltratos. Esto redunda en el desarrollo personal y emocional de la familia. Lo más importante es que se ayude a un niño a tener un mejor futuro, que una niña deje de sufrir y, que se empodere a las mujeres para que alcancen la felicidad y hagan felices a quienes las rodean. Los beneficios para la organización no se cuantifican de manera económica, sino en términos de los servicios que presta y los resultados que éstos tienen. En una sociedad patriarcal como la de América Latina, las mujeres tienen asignados roles definidos, sobre todo en momentos de crisis y es en ellos cuando han salido a relucir liderazgos producto de las necesidades. Aquí pueden existir oportunidades para que las mujeres dirigentes y con conciencia de género estén listas para no permitir que se les vayan las oportunidades, y a ser partícipes de las acciones que se tomen. Cada una de las mujeres ha buscado incidir desde donde está para no seguir siendo relegada y poder alcanzar un papel protagónico. Esto no significa que sea tarea fácil, aunque no es imposible. Es difícil medir ahora cuáles serán los cambios concretos, sin embargo, deben estar alertas. A pesar de la distancia física, ha sido muy positiva la unión de las mujeres en la asociación; su comunicación, la solidaridad, el discurso, tienen una actitud más humilde, de reflexión. La pandemia ha traído cosas buenas porque la gente ha reflexionado; en muchas familias, el estar juntos ha propiciado un reencuentro, un replanteamiento de las relaciones interpersonales. A nivel de las organizaciones sociales también se ha dado un replanteamiento de las relaciones laborales debido a que se cambiaron conductas y se implementó el teletrabajo, lo que ahorra dinero en transporte. Ha sido positivo el darse cuenta de que el trabajo se puede hacer de otra manera y que es eficiente. Desa-
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