131 de negocios, con la meta de garantizar el acceso a servicios de las cooperativas para asociados y otros usuarios. Requirió atender la salud e higiene de manera permanente, definir una operatividad estratégica y valorar continuamente el impacto sobre los servicios prestados, sus asociados y el personal que labora en las 22 cooperativas y sus cuerpos de liderazgo. Se realizó un sondeo sobre el impacto en la salud y la vulnerabilidad de las actividades a las que se dedican las personas asociadas-usuarias de los servicios cooperativos, reconociendo que el confinamiento decretado por el gobierno salvadoreño había impactado la economía de las personas asociadas y empleadas. El análisis evaluó que durante el primer y segundo mes las familias iban a considerar el fenómeno como algo temporal y con el uso de los recursos familiares ahorrados se podría demostrar la capacidad de autosostenibilidad de las familias sin ingreso. Sin embargo, era necesario ir más allá y considerar el fenómeno como algo con mayor alcance temporal. Cuando los servicios financieros fueron considerados por el gobierno como una actividad esencial, Fedecaces ya había decidido que debía asegurar la prestación de servicios financieros a sus asociados para mantener los niveles de consumo, aportando capital de trabajo para sus negocios y poniendo los ahorros a disposición de las familias mientras volvían a tener ingresos. Como estrategia transversal a los diferentes procesos, para garantizar la continuidad de los negocios en las cooperativas, se priorizó garantizar condiciones de bioseguridad y salud para personas usuarias de servicios, trabajadores y los equipos de liderazgo cooperativo. Como respuesta proactiva, frente a las necesidades de sus usuarios, asociados o no, Fedecaces desarrolló la estrategia de ir al encuentro de sus actuales socios-usuarios y a la conquista de nuevos asociados. Esta Federación lanzó un plan de virtualización de sus procesos y productos financieros: diseñar una aplicación
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