Reactivación desde abajo

124 inmediatamente una cooperativa como parte de programas de gobierno, ellos y ellas han decidido iniciar al revés. En un principio no tenían como objetivo trabajar el consumo, sino acciones de un grupo para beneficio de su comunidad. A través del diálogo y del desarrollo de diagnósticos participativos tomaron conciencia de que uno de los problemas centrales era la alimentación. En este proceso llega la pandemia y la generación de este grupo viene, de manera natural, con la claridad, primero, de consolidarse, establecer reglas, un código ético para cuando el grupo estuviera lo suficientemente maduro, para después pasar a la constitución legal. De hecho, han sido invitados por otras cooperativas para sumarse a ellas, pero por lo pronto han optado por hacer alianzas que les permitan mantener su autonomía y concentrar la toma de decisiones en quienes iniciaron este proceso. Una de las ventajas es que, al ser un grupo tan diverso con biografías de vida tan distintas, tiene mayor libertad para dialogar, discutir y consensuar la toma de decisiones. No somos como los productores de café que ante el intermediarismo se juntaron contra eso. Este grupo tiene una diversidad de historias y territorios con una suma de luchas, de cultura, de trabajo comunitario, de activistas ambientalistas, de mucha gente que ha hecho muy rico el proceso. Vamos a cumplir escasamente dos años de este proceso y preferimos así para evitar el conflicto. Aunque les lleve más tiempo, como nos comparten, todas las decisiones se toman en colectivo en el grupo promotor, de manera presencial o virtual, y han decidido que sea por consenso. Al grupo amplio se le comunican las decisiones y cambios, y algunas acciones también se toman en consenso con ellos. Por ejemplo, para agregar algunos productos a las compras colectivas, se pregunta si hay una necesidad particular o se dialoga si se pueden

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