Pasos Nueva Época 7

1 Gabriel Atristain Suárez* Atendiendo estándares de calidad en la vida académica EN BUS UEDA Cuando afirmamos que “hacemos nuestro trabajo de la mejor manera”, debemos tener una referencia con la cual compararnos. Como diría un profesor: “… ¿a la derecha de quién?”: en el medio y en la región en la que nos desempeñamos, donde competimos con muchas Instituciones de Educación Superior. Una pregunta pertinente podría ser: ¿Qué espera un alumno de la universidad? ¡Calidad!, por supuesto. Esto es, satisfacer las necesidades legítimas del cliente. En la perspectiva de las sociedades de profesionistas de un ramo, son las “acreditadoras” quienes establecen los indicadores de la calidad en servicio del cliente y solicitan evidencia del acreditado. Tomando como referencia lo que afirma la Sociedad Americana para la Calidad (American Society for Quality, ASQ, por sus siglas en inglés), que expresa: “la calidad es la totalidad de detalles y características de un producto o servicio que influye en su capacidad para satisfacer necesidades dadas” (Gutiérrez Pulido, 2004), podemos generar algunas preguntas: ¿Qué detalles y características se requieren observar en la academia? ¿Qué necesidades tienen los estudiantes y la sociedad de la educación superior? ¿Quién dicta y regula éstos detalles, caracte- rísticas y necesidades? A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado frecuentemente puntos de comparación que lo dirijan a las mejores prácticas o procesos, y que le permitan saber el nivel en el que se encuentra, dentro de una clasificación, y en un listado de parámetros similares. Así, surgen las asociaciones dedicadas a la acredita- ción de los programas educativos. Entre ellas se encuentra, para el área de las ingenierías, el Consejo de Acreditación de la Enseñanza de la Ingeniería, A. C. (CACEI). Ésta, como otras acreditadoras, busca dar respuestas a las preguntas formuladas anteriormente, y satisfacer los cuestionamientos actuales. La acreditación de una licenciatura es una importante, minuciosa y ardua tarea que recaba las evidencias que comprueban los aspectos solicitados por la asociación acreditadora que revisa; primero se produce un autoestudio del programa educativo y, posteriormente, una visita de un comité evaluador. Para esto, interviene prácticamente toda la institución evaluada, proporcionando los documentos, listados y bases de datos, entre otros, solicitados para hacer constatar los procesos que se llevan a cabo, buscando el cumplimiento de cada punto de la acreditadora. La presente coordinación de Ingeniería Industrial, Civil y Logística ha tenido la oportunidad de participar en la acreditación de tres programas de estudio, una en 2011, dos en 2016 (en una de ellas, tuvimos que recurrir al recurso de réplica, consistente en demostrar que las observaciones fueron infundadas, o las evidencias pasadas por alto; frecuentemente, éstas son omitidas por el comité visitante, debido a la gran cantidad de información que revisan en poco tiempo: un día y medio de evaluación en el campus) y una reacreditación. Después de observaciones y debates, obtuvimos las acreditaciones correspondientes. En esos procesos, la responsabilidad es compartida entre varias personas, a quienes la experiencia enriquece para enfrentar el siguiente proceso. Aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas que, directa e indirectamente, nos han apoyado para cum- plir las solicitudes de las acreditadoras. Sin duda, la calidad, calidez y profesionalismo de nuestra institución han sido invaluables. Aunque se tiene programado un cambio de marco de referencia, que entrará pronto en vigor, los grandes temas revisados por la acreditadora han sido hasta el momento: Personal académico, Estudiantes, Plan de estudios, Evaluación del aprendizaje, Formación integral, Servicios de apoyo para el aprendizaje, Vincu- lación/extensión, Investigación o desarrollo tecnoló- gico, Infraestructura y equipamiento y, por último, Gestión administrativa y financiamiento (CACEI, 2014).

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