Pasos Nueva Época 6

1 *Estudiante de la licenciatura en Literatura y Filosofía Universidad Iberoamericana Puebla guillermo.guadarrama@iberopuebla.mx EN BUS UEDA Referencias Díaz Barriga, Ángel. (2010). Didáctica y currículum . México: Paidós: 150. ICAJE. (1993). Pedagogía ignaciana: un planteamiento práctico . Roma: ICAJE: 20. http://www.sjweb.info/documents/education/pedagogy ¬_sp.pdf ignoro si se da en otras carreras o áreas. Enmi licenciatura ocurre, en parte, por la actitud de los docentes, pero también por la poca cantidad de estudiantes, lo que permite generar más fácilmente vínculos personales con profesores y profesoras. Como dijo mi profesor de ASE III, la calificación numérica es una obligación institucional y no puede no considerarse. ¿Cómo conciliarla con una evaluación más integral? Desde mi perspectiva, resulta indis- pensable que exista un interés sincero de aprender por parte de los estudiantes. Valdría la pena intentar incorporar, a los métodos de enseñanza, técnicas que les permitan reflexionar sobre los aprendizajes obtenidos durante el curso, las cuales podrían ser, a su vez, la base para obtener el porcentaje de la calificación que corresponde a la autoeva- luación. Eso por poner un ejemplo. No obstante, reitero la importancia del compromiso del alumno con su propio aprendizaje y con la clase. Sin este compromiso, considero difícil que los estudiantes puedan generar autoevaluaciones y coevaluaciones sinceras, que generen calificaciones que de verdad sirvan para promover el aprendizaje de ellos mismos, de sus compañeros y del profesor. La calificación no tiene por qué ser un premio o un requisito. Claro que para poder evaluar y evaluarnos de otra manera es necesario transformar nuestro paradigma educativo y nuestra cultura. También es necesario transformar nuestras instituciones y la manera en que éstas operan y evalúan. En resumen, haría falta una transformación profunda de nuestra cultura. Desde luego que la universidad puede contribuir a dicho cambio, siempre que no replique la forma tradicional y conductista de calificar y promueva la reflexión profunda en torno a los procesos de aprendizaje. También ayudaría echar a andar la creatividad: existen otras formas de realizar procesos de enseñanza y aprendizaje. Si el que domina nuestras instituciones en la actualidad está en crisis, ¿no es señal de que quizás necesitamos cambiarlo? Desde luego, no me refiero a cambios estructurales, sino a una transformación radical de nuestros modos de enseñar, aprender y desde luego, evaluar. Llámenme soñador, pero, ¿acaso soy el único? “LA CALIFICACIÓN NO TIENE POR QUÉ SER UN PREMIO O UN REQUISITO.”

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