Pasos Nueva Época 6
Guillermo Guadarrama Mendoza* ¿Evaluación o calificación? 9 EN BUS UEDA Como estudiante de la licenciatura en Filosofía y Literatura, uno de los momentos que representan un reto de enfrentar y entender es la evaluación de mis aprendizajes; este espacio representa una oportuni- dad para compartir mi experiencia. Iniciaré diciendo que mi proyecto profesional integrador, elaborado para dar muestra de mis logros alcanzados durante esta etapa de mi formación, consistía en una guía, elaborada a partir del Paradigma Pedagógico Ignacia- no, para acompañar la materia de Filosofía Iberoame- ricana. La docencia es algo que me apasiona, así que me clavémucho en hacer un proyecto que diera cuenta de la pedagogía ignaciana: investigué, argumenté, planeé sesión por sesión y cuando di a mi asesor la primer entrega, me dijo: “Guillermo, todo esto está muy bien, pero hay que hablar también sobre la calificación. Después de todo, es algo que tenemos que hacer como profesores”. Entonces, me di cuenta que, efectivamente, no había tomado en cuenta el asunto de la calificación numérica como parte de la evaluación propuesta por el Paradigma Pedagógico Ignaciano. La pregunta que de inmediato me vino a la mente fue la siguiente: ¿es posible conciliarlas? En efecto, calificación y evaluación no son lo mismo, aunque deberían. Como dice Ángel Díaz en Didáctica y Currículum, la evaluación tradicional que se concreta en la calificación numérica aplicada tanto a estudian- tes como a profesores viene de una añeja tradición positivista: Uno de los fundamentos psicológicos de la evaluación es el discurso conductista. [...] la psico- logía conductista, en su intento por adquirir el estatus de ciencia, retomó la lógica científica dominante en las ciencias naturales –la física– lo que la llevó a efectuar una reducción de su objeto de estudio, el hombre, restringiéndolo a los fenómenos conductuales del sujeto. Así, mante- niéndose fiel a la tradición positivista que sólo reconoce como científico lo que puede ser verificable no sólo a través de la observación empírica, sino por la posibilidad de controlar la producción del fenómeno, utilizó como instru- mento metodológico la cuantificación del mismo (Barriga, 2010). El problema de esta forma de evaluar es que no contempla la dimensión humana del estudiante: “De esta manera, el objeto de la psicología tradicional, la conciencia, queda desplazado y se considera meta- física. A la vez, el método de la introspección es reemplazado por el método experimental y por el paradigma empirista de las ciencias naturales (Ibíd.). Con el tiempo, esta manera de evaluar derivó en la percepción que muchos estudiantes tenemos hoy de la calificación: un premio que se puede obtener si se cumple con lo que piden los profesores, indepen- dientemente de si se aprende o no. En efecto, la cali- ficación numérica es conductista. Basado en los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola, el Paradigma Pedagógico Ignaciano, por otro lado, parece ser de horizontes más amplios: La pedagogía ignaciana, sin embargo, intenta lograr una formación que aunque incluye el dominio académico pretende ir más allá. En este sentido nos preocupamos por el desarrollo equi- librado de los alumnos como “personas para los demás”. Por eso, resulta esencial la evaluación periódica del progreso de los estudiantes en sus actitudes, prioridades y acciones acordes con el objetivo de ser una “persona para los demás” (ICAJE, 1993). Para realizar una evaluación amplia, que dé cuenta del desarrollo y aprendizaje de los y las estudiantes, no sólo académico, sino también personal, el Para- digma Pedagógico Ignaciano propone considerar el contexto sociopolítico y familiar de los mismos. Es decir, lejos de restringirse a lo cuantificable, pretende evaluar justo lo “metafísico” que la evaluación conductista deja de lado. Por mi parte, agradezco a los docentes universitarios que, más que enseñar, optan por acompañar y que más que calificar, eligen evaluar desde paradigmas no conductistas. En las asignaturas de mi licenciatura, afortunadamente, son la mayoría. No obstante, esta evaluación se hace a nivel personal, por la amistad que ellos entablan con sus estudiantes. Que yo recuerde, siempre fue algo aparte de la calificación. Asimismo,
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