Pasos Nueva Época 5

5 Omar Gutiérrez Peral* CONTEXT s “EL PROPÓSITO ENTONCES ES ACOMPAÑAR EL PROCESO DE APRENDIZAJE, FAVORECER LA ADQUISICIÓN DE CONOCIMIENTOS, PROMOVER MEJORAS EN EL DESEMPEÑO Y NO SOLAMENTE ALCANZAR LOS OBJETIVOS CURRICULARES…” Evaluación formativa, una vía para la personalización del aprendizaje EVALUACIÓN, CALIFICACIÓN Y DESEMPEÑO ¿Es evaluación sinónimo de calificación? Sin duda se pueden diferenciar con facilidad ambos conceptos. La evaluación, en el ámbito educativo, refiere a un proceso complejo, frecuentemente cualitativo, que pretende dar cuenta de lo ocurrido en el transcurso de un proceso educativo. Para infortunio, suele asociarse evaluación del proceso, con una suerte de medición de control a través del cual se establece un valor pretendidamen- te asociado al desempeño del estudiante para recom- pensarlo (o reprenderlo) al finalizar un ciclo de aprendizaje. Repensar la evaluación, como proceso continuo que rinde frutos a lo largo del proceso y no solo al final, permite advertir su potencial para significar más que recompensas, convirtiéndola en “…actividad crítica de aprendizaje, pues se asume que la evaluación es aprendizaje en el sentido que [ sic] por ella adquirimos conocimiento…” (Álvarez Méndez, 2001, pág. 12). Esta es justamente la apuesta por la cual cobra relevancia la evaluación formativa, que se entiende como un proceso de reflexión permanente y que permite ajustar la experiencia de aprendizaje (idealmente en un ejercicio de diálogo) para promo- ver mejoras graduales en el desempeño en vez de solo resumir logros. El propósito entonces es acompañar el proceso de aprendizaje, favorecer la adquisición de conocimien- tos, promover mejoras en el desempeño y no solo alcanzar los objetivos curriculares previamente esta- blecidos, que representan en todo caso el mínimo deseable, no lo único posible en términos de forma- ción. El estudiante podrá desbordar el programa de asignatura cuando su interés lo lleve a indagar, a profundizar en las temáticas abordadas, por lo que se requiere de una evaluación capaz de adaptarse, además de controlar lo cerca o lejos que nos encon- tramos de los objetivos de una asignatura. Al centrar la atención en el desempeño de los estu- diantes, no se propone una ruptura con los objetivos curriculares institucionales, pero sí se señalan las posibilidades que emanan de la evaluación formativa cuando el diálogo constante sobre el desempeño genera un escenario en el que tales objetivos se convierten en la aspiración inicial que puede ser ampliada conforme el estudiante mismo se apropia de su trayectoria de aprendizaje. El diálogo surge en la interacción profesor-estu- diante, pero también entre ellos, incluso se pueden crear condiciones en las que se hagan ejercicios de reflexión sobre el propio desempeño, por lo que es posible llevar a cabo momentos de hetero, co y autoevaluación, siempre con la pretensión de que el ejercicio dé cuenta de lo ocurrido en la experiencia educativa y brinde información que ayude a tomar decisiones sobre la ruta a seguir en el futuro ; así, la evaluación formativa propicia conformar escenarios en donde los participantes se acompañen, pero también encuentren espacio para profundizar en sus intereses, atender sus necesidades, desarrollar sus aptitudes personales, y no solo alcanzar una meta estándar de aprendizaje.

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