Pasos Nueva Época 5

*Académica de tiempo del Departamento de Ciencias de la Salud Universidad Iberoamericana Puebla leticia.lopez2@iberopuebla.mx 4 “…DEBE HACERSE EN UN AMBIENTE DE CONFIANZA, QUE PROMUEVA LA ATENCIÓN PARA GENERAR EL DIÁLOGO…” prudente. Este tipo de evaluación debe fortalecerlos para que, como conocedores más cercanos de la reali- dad, puedan tomar decisiones propias. Por otra parte, es importante que el tutor (profesor) esté atento a contemplar varios elementos para hacer de este proceso algo valioso: temporalidad, ambien- te, asertividad y continuidad. ¿Qué implica esto? Considerar que las sesiones de evaluación tienen una función específica en cierto espacio y tiempo y fuera de éstos carece de sentido. El alumno no debe espe- rar a tener información de su proceso hasta que se acerquen las evaluaciones parciales o el ciclo escolar esté por terminar; en todo momento tiene que ser retroalimentado para que reciba indicios de cómo está logrando el aprendizaje y si es conveniente continuar con la forma en que lo está haciendo. La evaluación formativa debe hacerse en un ambiente de confianza, que promueva atención para generar un diálogo y poder lanzar aún más interro- gantes que hagan al alumno profundizar y encontrar el conocimiento por sí mismo. Dichas sesiones deben ser planeadas, incluidas en el calendario de activida- des y tener un tiempo establecido. No olvidemos que a cada sugerencia o valoración otorgada hay que darle continuidad hasta llevarla a su fin, de lo contra- rio el proceso será inconcluso y el alumno puede quedar a la deriva. Más allá de asignar notas por uno u otro producto de aprendizaje es necesario trabajar en conjunto con los alumnos, haciéndoles cuestionamientos que los hagan reflexionar sobre qué están haciendo, cómo lo están haciendo, hacia dónde quieren encaminar sus esfuerzos, qué esperarían obtener de lo aprendido y cómo todo esto puede fortalecer su formación profe- sional y personal. Además, los beneficiarios involucrados en los proyectos universitarios deben valorar, mediante juicios y opiniones, la pertinencia y la asertividad de las intervenciones en las que los alumnos trabajan, así como la claridad de éstas, y sobre todo la contex- tualización adecuada para resolver los problemas en su aquí y ahora. De alguna manera, ellos son quienes nos muestran cómo la Universidad está cumpliendo su compromiso con la sociedad a través de su forma- ción, y nos plantean nuevos retos para la transforma- ción de esta institución. Para apoyar a los estudiantes es necesario contar con un equipo de expertos, quienes a través de sus saberes y experiencias enriquecen el proceso de evaluación con sus puntos de vista y cuestionamien- tos, retroalimentando también al tutor sobre otros aspectos de la realidad que no se habían considera- do, así como a los alumnos retándolos a ser más crea- tivos, asertivos, activos y críticos de su propios proce- sos de aprendizaje. Finalmente, la estructuración de la evaluación formativa en el proceso de formación universitaria es útil y necesaria para humanizar el aprendizaje, y para darle sentido a aquello que no puede y no debe expresarse con un simple número. Por eso, quienes nos dedicamos a este trabajo tenemos mucho que aprender y aún nos falta transitar por un largo camino, el cual se concretará con nuestra actualiza- ción y formación continua; a su vez hay que confor- mar núcleos de trabajo que fomenten el aprendizaje situado para analizarlo desde diferentes aristas, iden- tificar las oportunidades de mejora, y reconocer aquello que se ha dominado y los logros obtenidos para, finalmente, marcar el sendero a seguir en la formación integral de nuestros estudiantes.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3