Pasos Nueva Época 2

4 Autoevaluación y responsabilidad: reflexiones personales sobre la acreditación de la licenciatura en Procesos Educativos Teresa Eugenia Brito Miranda* Hace poco más de cinco años fui invitada por la Dra. Celine Armenta a for- mar parte del equipo que preparó el autoestudio (documento escrito que valora el programa en todas sus dimensiones) para la primera acreditación de la licenciatura en Procesos Educativos por parte del Comité Evaluador para Programas de Pedagogía y Educación (CEPPE). Mi experiencia fue importante porque en ese tiempo yo era profesora de medio tiempo y esta actividad me llevó a implicarme mucho más en las actividades de la universidad y de la licenciatura, en particular para poder describirlas y valorarlas. Haberme convocado para esta tarea me mostró que ésta es una labor de equipo. Ese fue mi primer aprendizaje. La pre- paración para una evaluación externa de tal magnitud tiene que hacerse colegiadamente. Un núcleo de profesores participa en la tarea fundamental de describir y valorar las dimensiones y criterios señalados para el autoes- tudio. Se necesita recabar información de todas las áreas de la universidad por lejanas que nos parezcan. Todas las áreas tienen su razón de ser, o así debería ser, en las actividades de aprendizaje y en relación con los actores principales de los procesos de enseñar y aprender: los alumnos y los pro- fesores. De acuerdo con esto, la universidad se involucra en este proceso de distintas maneras y con distinta intensidad. La acreditación entonces es trabajo de todos. La licenciatura se está acreditando nuevamente. Durante el año 2014 llevamos a cabo el autoestudio nuevamente y me correspondió liderar el pro- ceso de re-acreditación que estamos por concluir. El nivel de involucramiento en mi caso es, desde luego, muy distinto al de la primera experiencia. El primer trabajo consiste en ubicar las etapas del proceso. La primera etapa se centra en hacer el autoestudio, la segunda en preparar y recibir la visita del equipo de evaluadores y la tercera en recibir el veredicto del comité evaluador. Para hacer el autoestudio fue necesario distribuir las tareas de acuer- do con lo que cada uno de los miembros del equipo conoce y sabe hacer mejor, de acuerdo a su vez con el tiempo que puede disponer para las ta- reas considerando sus principales encomiendas, aparte de la acreditación. Es importante la competencia de liderazgo con capacidad para delegar y también mantener el ánimo y el ejercicio de colaboración, ya que es una tarea minuciosa, muchas veces tediosa y muy desgastante, pues quienes coordinamos el programa tenemos labores cotidianas de seguimiento que no podemos descuidar, al tiempo que debemos concentrarnos en un trabajo tan minucioso. A la par, se coordina el proceso general que implica la des- cripción y la evaluación de las diez dimensiones que abarca el autoestudio y sus evidencias. El proceso de acreditación tiene varias aristas desde las cuales pue- de analizarse: desde la función social del programa se busca mostrar a la sociedad, en este caso, que la licenciatura en Procesos Educativos tiene la calidad suficiente para formar profesionistas expertos en el campo educati- vo y en los procesos educativos. También es posible analizar la acreditación desde el mundo de los negocios, o desde el mercado, es decir, aquello que este proceso implica en cuanto a la relación gasto-beneficio tanto para la universidad y el programa en cuestión, como para las acreditadoras. Este es uno de los puntos más cuestionados. Otra perspectiva desde la cual puede tratarse es desde el proceso educativo que puede generar la elaboración del autoestudio, la autoevalua- Innovando

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