Oscar Arturo Cepeda Fernández* 03 La formación integral es un término ampliamente difundido tanto en la expresión de las finalidades de la educación formal, como al hablar de las acciones que contribuyen al desarrollo de la persona estudiante en el contexto escolar. En el Marco Conceptual para el Diseño de Planes de Estudio del Sistema Universitario Jesuita se exponen ocho competencias genéricas que estructuran un perfil de egreso común y “caracterizan el ejercicio profesional en general, al modo como lo entendemos en el SUJ” (Sistema Universitario Jesuita, 2019. p.20), de manera independiente de sus parti- cularidades disciplinares. A través de estas competen- cias es posible tener una visión general de las inten- ciones de esta formación integral y de los resultados observables esperados en forma de indicadores. En este sentido cabe destacar la aportación del nuevo Modelo de Evaluación del Aprendizaje (MODEVA) de la IBERO Puebla en el que, a través de entidades acadé- micas como el Área de Síntesis y Evaluación, se preten- de acompañar y reflexionar junto con los estudiates sobre sus trayectorias de formación profesional y de vida universitaria extracurricular. Es en esta última que ocurren experiencias complejas, inmersivas y signi- ficativas que proveen de materia a los y las estudiantes, tanto para desarrollar muchas de las competencias genéricas, como para fortalecer conocimientos, habili- dades y actitudes que apelan a su propia vida y a su condición individual en múltiples dimensiones. Por eso, es fundamental que las experiencias transver- sales de formación integral, las que sean continuas en un determinado lapso, acompañadas y susceptibles de ser evaluadas y retroalimentadas, tengan claras y declaradas sus intenciones formativas en cuanto a su aporte al perfil de egreso, pero también al desarrollo de la persona como fin en sí misma. Para lo anterior, desde el Centro de Participación y Difusión Universitaria de la IBERO Puebla se ha comenzado en Otoño 2022 un proceso de varias eta- pas para asegurar la intencionalidad de la formación integral en las experiencias extracurriculares (artís- ticas, deportivas, mediáticas y de participación estu- diantil) a su cargo. En esta primera instancia, que se encuentra en marcha, las y los responsables de cada área establecen las intenciones formativas para cada una de las experiencias que gestionan, tanto en su aporte priorizado a determinadas competencias ge- néricas del SUJ, como en el desarrollo de competen- cias “disciplinares no curriculares” que corresponden a los contenidos propios de cada actividad. Lo anterior se asienta en formatos adaptados de las guías de aprendizaje de asignaturas de licenciatura donde se proyectan también estrategias de enseñan- za-aprendizaje, evidencias y formas de evaluación. En un segundo momento, una vez acordadas las inten- ciones formativas y avalada su coherencia con los procesos de enseñanza-aprendizaje, se comenzará con el diseño de los instrumentos de evaluación a aplicarse. Finalmente, se trabajará y retroalimentará de manera continua con los profesores y profesoras de cada disciplina, la incorporación de las actividades de aprendizaje con y sin formador, así como de los diferentes momentos de evaluación, de modo que se anime a la reflexión y la acción desde el aporte particular que en su complejidad estas experiencias hacen al desarrollo integral. Con respecto a este talante diferenciado de las experiencias extracurriculares ante la formación profesionalizante, es importante proponer que las primeras, si bien apelan también a una motivación vocacional, en muchas ocasiones no tienen un carác- ter utilitario, sino que se dan desde la libertad, la gratuidad, la opción y el deseo de explorar y/o pro- fundizar en los propios llamados en ámbitos como la fe, el trabajo prosocial, la representatividad, la cultura, el arte, la comunicación, el deporte, entre otros. La dimensión de formación integral no está subordinada a su utilidad o conveniencia para la dimensión de formación profesional, sí está subordi- nada al desarrollo más pleno y perfecto posible de la persona en cada una de sus dimensiones. De ahí lo fundamental de situar la evaluación como un momento propicio para la retroalimentación, el acom- pañamiento y el desarrollo no sólo de aprendizajes a certificar, sino de convicciones y opciones personales a acompañar. La formación integral extracurricular y su evaluación con la persona en el centro iNNOVAND
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