14 Jorge Ángel Sosa Márquez* los numer s de la evaluacion El MODEVA y el portafolios universitario Acompañar los procesos de elaboración de proyectos de Síntesis y Evaluación (ASE) del Departamento de Humanidades, además de la versión integradora e interdisciplinar desde la línea de Desarrollo Comunitario (ASE Integrador) durante los últimos años, ha sido una experiencia privilegiada en mi perma- nente formación docente y en el ejercicio de evaluación de aprendizajes aplicados en proyectos profesionalizantes desde el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI). Este Modelo de Evaluación del Aprendizaje (MODEVA) tiene el objetivo de “estructurar la evaluación del perfil de egreso del estudiantado, a partir del seguimiento sistemático de su trayectoria académica, desde el ingreso hasta el egreso” (CIASE, 2022) fundamentado en la praxis educativa del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) en función de tres ejes transversales: el marco conceptual para el diseño de los planes de estudio que contemplan el cambio social, el despliegue de proyectos desde el propio PPI (contexto, experiencia, reflexión, acción y evaluación) y los lineamientos específicos de las áreas de síntesis y evaluación de cada una de las licenciaturas. Desglosados por niveles de logro que van desde: saber (iniciación), saber hacer (transición) y saber ser (autonomía); las competencias genéricas y específicas se ponen en juego con la elaboración de proyectos de incidencia que permiten la evaluación integral de los conocimientos, actitudes y habilidades aplicadas con base en las dimensiones de formación profesional, de formación integral universitaria y de formación social. Situar el ambiente de la producción académica considerando el contexto y las experiencias que determinan las preocupaciones y problemas de los procesos de reflexión e investigación, permite que los proyectos establezcan un pertinente y permanente diálogo nodal con las distintas escalas de la realidad social y con las necesidades de los grupos subalternos. Esto es fun- damental para la propia valoración de la formación humana, profesional y de los horizontes de existencia con los demás y con el cuidado urgente de la casa común que es la condición del sustento de la especie. El ASE además de ser un espacio de evaluación y autoevaluación del proceso de formación, también es un espacio significativo y determinante para la trayectoria vital de los futuros egresados entendido como una oportunidad “de vivir experiencias fundantes de fe madura y consistente, esto es, expe- riencias que ayuden a las personas a encontrar un fundamento y sentido para sus vidas, así como un crecimiento de su libertad existencial” (Universidad Iberoamericana, 2020). El impacto también es para aquellos con quienes se tejen los propios proyectos reconociendo los saberes, espiritualidades y modos de vida diversos.
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