Pasos Nueva Época 17

13 Claudia E. Vázquez Catrip* Hablar de escenarios híbridos para el aprendizaje universitario, como se han desarrollado en distintas latitudes del planeta, nos lleva a pensar en el contexto que los origina, pues no es el entorno natural de las instituciones de educación superior. Si bien el avance de la educación virtual corresponde al de las TIC, la pandemia por COVID-19 apuró entornos virtuales o híbridos en donde las condiciones lo permitieran. En los más de dos años transcurridos desde que llegaron las primeras noticias del virus en Wuhan, China hemos normalizado el ajuste constante de nuestra rutina para conservar la salud; la educación no es la excepción. Así, de la emergencia en marzo de 2020, que nos llevó al confinamiento y la consecuente educación remota en línea, pasamos a la apertura de espacios con distanciamiento social para quienes la presencialidad fuera la mejor o única opción para continuar aprendiendo. Sin embargo, dado que la pandemia no es un asunto del pasado los ajustes se han decantado hacia la impartición de cursos híbridos de camino a la presencialidad total. Desde Otoño 2021 en la Ibero Puebla se imparten clases en modalidad híbrida aunadas a las virtuales y algunas en espacios físicos. Cuando se vive una emergencia, como la ocasionada por la pandemia, se busca una respuesta pronta para paliar sus efectos, sabiendo que se trata de un periodo de transición. No obstante, el fin de dicho espacio temporal es incierto. Por ello es común que surjan los cuestionamientos sobre el corto o largo aliento que deben tener los esfuerzos para apuntalar la educación remota: qué tanto cambiar el diseño y los contenidos de los cursos o qué tanto aprender las herramientas tecnopedagógicas pertinentes si al final regresaremos a lo que hacíamos inicialmente. Autores como Bozkurt y Sharma (2020) advierten sobre la importancia de distinguir entre educación remota de emergencia, que se torna obligatoria ante la falta de opciones, y educación a distancia en línea, que es una opción más para flexibilizar y complementar el aprendizaje presencial. Mientras la primera justifica una prontitud para no detener un curso, la segunda debe ser el modelo para periodos posteriores a la emergencia. entornos de aprendizaje híbridos los numer s de la evaluacion La opinión de los docentes sobre

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