06 Y, por lo tanto, se convierte en una posibilidad en la formación educativa. Es de llamar la atención que, en la literatura del área, hay múltiples aspectos que abarcan lo socio- emocional, los cuales van desde el autocontrol, perseverancia, motivación, tolerancia, hasta la frustración, por mencionar algunos. Incluso, otras fuentes proponen que aspectos como la impun- tualidad y la indisciplina entran indirectamente en las CTSE, ya que, se estima, son consecuencias de una deficiente formación socioemocional, entre las que también incluyen embarazo precoz, tabaquismo, crimen (Cunha et al., 2006; citados en Bassi et al., 2012), entre otras. En este escrito optamos por incluir los siguien- tes componentes socioemocionales: 1) el manejo adecuado de situaciones estresan- tes a través de conductas pertinentes que lo lleven a mejorar su estado emocional y a dis- minuir emociones disruptivas que pueda estar viviendo internamente; 2) la mejora de sus competencias académicas para un mayor apro- vechamiento de su estancia en la escuela, solucionando de manera pertinente lo que se le presente en este ámbito; 3) el cuidado de su salud, que favorezca a través de sus comporta- mientos la prevención de enfermedades; 4) la formación de actitudes, como el compromiso, la responsabilidad y la solidaridad, que lo lleve a un involucramiento más consciente en su comu- nidad y en el cuidado de la casa común; 5) la relación serena con los demás a través del diálogo, la convivencia, la colaboración y la resolución de conflictos entre sus pares, y 6) la preparación para el mercado laboral que exige cada día más personas con mayor educación emocional (Bisquerra Alzina & Pérez Escoda, 2012 y Tobón 2017, citados en Salgado, 2021). Siguiendo el hilo de la argumentación, la apari ción de las CTSE implica un cambio de paradigma. En la educación esto bien podría traducirse en ver a la persona más que al programa académico. A saber: la formación en habilidades cognitivas y no cognitivas están íntimamente relacionadas. La evaluación de lo socioemocional La brecha que se abre positivamente, es decir, el paso de un rasgo fijo de personalidad a habilidades, sin duda, genera la posibilidad de su educabilidad o entrenamiento (García, 2018). Es precisamente aquí donde la herramienta de la evaluación (por medio de múltiples instrumentos que se han creado) ayuda a comprender el grado de desarrollo o de posesión de la habilidad en situaciones muy prácticas y concretas de la vida (en nuestro caso: en el aula, en el trabajo en equipo, en la creatividad para solucionar problemas, en el manejo de estrés y organización de los tiem- pos…, por mencionar algunos). A partir de la creación de estos instrumentos y de escalas para su medición, también fue necesario hacer categorizaciones de las distintas habilidades y competencias. Una de estas clasificaciones son las Habilidades del siglo XXI (a partir de ahora HS XXI) (NRC y NAS, citados en García, 2018). En ellas hay tres tipos de habilidades: intrapersonales (autogestión, autorregulación, gestión del tiempo, autodesarrollo –aprendizaje permanente–, adaptabilidad, funciona- miento ejecutivo), interpersonales (habilidad de comunicación, habilidades sociales, trabajo en equi- po, sensibilidad cultural, lidiar con la adversidad) y cognitivas (pensamiento crítico, solución de pro- blemas, creatividad). Una de las críticas centrales que se plantean a la evaluación es justo la segmentación. Aunque es necesaria su división para un mejor análisis, resulta innegable que forma parte de un sistema y que las habilidades se enriquecen o se modifican entre sí. Es decir, no podemos centrarnos únicamente en las habi- lidades cognitivas porque éstas se verán afectadas si no tomamos en cuenta las inter o intrapersonales. De ahí que existen algunos puntos que forman un tipo de decálogo indispensable para nuestro queha- cer docente, los cuales son los siguientes: 1. Auto- conocimiento; 2. Pensamiento crítico; 3. Apertura a nuevas experiencias; 4. Manejo de emociones; 5. Gestión de conflictos; 6. Comunicación asertiva; 7. Responsabilidad personal y social; 8. Trabajo en equipo; 9. Resiliencia y 10. Empatía.
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