Pasos Nueva Época 15
05 CONTEXT s Por otra parte, diversos organismos internacio- nales, como la UNESCO o la Sociedad Internacional para la Tecnología en Educación ISTE, han realizado esfuerzos notables al proponer estándares para definir los saberes y habilidades que los docentes deberían dominar para lograr utilizar las TIC con fines pedagógicos. Para los fines de este escrito, se considera a la CDD como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y destrezas relacionadas con el uso de la tecnología, aplicada a los contextos y procesos educativos, con el fin de alcanzar uno o varios objetivos de aprendizaje (INTEF, 2017). A partir de esta definición, es importante subrayar que los estándares de evaluación deben tomar como referente no sólo las habilidades del docente, sino la finalidad educativa, así como el impacto que el desarrollo de la competencia digital del docente pueda llegar a tener en la formación de ciudadanos capaces de contribuir a la construcción de entornos digitales seguros, productivos y que contribuyan al bienestar común. En este sentido sobresalen, por su concordancia con el modelo educativo ignaciano, tres modelos que se han mantenido en permanente actualización y pueden llegar a ser una referencia muy completa para establecer procesos tanto de evaluación como de formación al interior de la Ibero Puebla: 1) Estándares de la Sociedad Internacional para la Tecnología en Educación, ISTE, 2017 2) Marco de competencias de los docentes en materia de TIC (ICT- CFT), UNESCO, 2019 3) Marco Común de Competencia Digital Docente (CDD), INTEF, 2017 Dentro de estos tres marcos de referencia se manifiestan los siguientes elementos comunes para definir estrategias de evaluación y formación en CDD: actores, dimensiones de la competencia digital, niveles y programas. La pandemia por COVID-19 forzó a las universidades de todo el mundo a migrar a espacios virtuales de aprendizaje, prácticamente de un día para otro y, para muchos de los involucrados, sin ninguna experiencia previa sobre cómo interactuar en entornos digitales. Ahora, después de dieciocho meses de iniciado este traslado a plataformas no presenciales, se tiene cierta perspectiva para definir y evaluar si los docentes estaban suficientemente preparados para un reto de esta magnitud, y si las instituciones de educación superior tenían suficiente información sobre el nivel de competencia digital de los profesores. Este escrito tiene el propósito de dar cuenta de referencias importantes en el ámbito internacional, que puedan ser una guía para definir operacional- mente la competencia digital docente (CDD), así como mencionar aspectos que es importante evaluar para la comprensión de sus dimensiones. Esto podría permitir a los profesores enfocarse en desarrollar las habilidades que los tiempos actuales exigen en cuanto a la integración de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los procesos de enseñanza aprendizaje. A partir de la experiencia vivida en el transcurso del confinamiento por la pandemia, se puso en evidencia que el nivel de integración de la tecnológica en los procesos formativos no ha sido el óptimo y que en pocos casos ha ido más allá de lo circunstancial, pues en términos generales no ha sido fruto de una definición específica de competencia digital que sea debidamente socializada al interior de las instituciones. Lo anterior es complejo, pues la competencia digital docente es multidimensional y se ha definido de más de una manera en diversos estudios académicos. Castañeda, L., Esteve, F. y Adell, J. (2018) se refieren a ella como la utilización de las TIC para enseñar y aprender con criterios didácticos, pedagógicos, así como con conciencia moral y ética. Cintia Fernández Vázquez* C o m p e t e n c i a d i g i ta l d o c e n t e , marcos de referencia para su definición y dimensiones para la evaluación
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