Pasos Nueva Época 13
José Guadalupe Sánchez Aviña* Ariadna Bringas Tobón* 05 Evaluación de la práctica de competencias docentes para la integración de saberes profesionales y disciplinares En todos los ámbitos es necesario valorar lo que se realiza, así como sus alcances, lo cual ofrece la posbilidad de realizar, tanto ajustes oportunos durante el trayecto, como ajustes integrales, una vez concluida la tarea. De esa manera, la evaluación encuentra aceptación en cada actividad humana, el impulso a mejorar, y alienta su aplicación y aprovechamiento; el complemento ideal de este espíritu de ser y hacer cada vez mejor las cosas es contar con un referente claro que oriente la tarea a realizar, así como el producto a lograr. Como en otros campos, en la práctica educativa, la evaluación resulta determinante en su mejora cons- tante; para sus actores, debe representar un derecho. En la gama de posibilidades a considerar, resulta de especial interés responder la interrogante: ¿cómo evaluar la práctica del docente en cuanto a la integra- ción de saberes profesionales y disciplinares? Antes de continuar, establezcamos las siguientes consideraciones: 1. Es necesario dejar en claro que cuando se habla de evaluación, en este texto, se hace referencia a la aplicación de ésta, a una acción y/o producto y no a la persona que la ejecuta; por lo que, pensando en la educación, en lo que se ha de poner atención es en la práctica, no en los docentes. De esta forma, se contemplan, tanto la dimensión de calidad educativa como la de excelencia académica. 2. Como se mencionó, ser evaluado debe represen- tar un derecho personal, sin embargo, es también una obligación como factor de mejora. En este contexto, resulta lógico pensar que la retroali- mentación debería ser solicitada por el involucra- do directo, pues le concierne en todos los sentidos y posibilita su desarrollo como profesional de la educación, pero también como persona. 3. Se entiende que la evaluación forma parte de un proceso mucho más complejo, que hace posible el aprendizaje, por lo que, al momento de realizarla, deben considerarse los siguientes aspectos: a) ¿Por qué evaluar? Contar con la definición clara de la actuación y proceso deseado, resulta fundamental para su diseño. b) La evaluación misma debe estar alineada a esta pretensión, así como al contexto en el que se realiza. c) Resulta imprescindible retroalimentar el pro- ceso y producto, para definir ajustes necesarios. d) Ejecutar las acciones identificadas como necesarias para hacer posible los ajustes iden- tificados como necesarios, con el propósito de mejorar lo realizado, son responsabilidad de los actores involucrados. A unos, modificando y, a otros, señalando opciones de formación, que hagan posible la mejora. De esta forma, el proceso de evaluación exige la corresponsa- bilidad de todos. 4. El riesgo de sesgar una tarea tan delicada como evaluar la práctica educativa, siempre está presente; por ejemplo, se está ante la posibilidad de utilizarla con espíritu punitivo y/o ligada a procesos opacos y discrecionales, despojándola de sus verdaderos alcances en favor de la mejora de la calidad. Aun cuando hay historia importante en la pretensión de integrar los saberes en la práctica docente, continúa siendo una búsqueda vigente, pues el objetivo educativo de la formación integral de los estudiantes, lo exige permanentemente. Consideran- do al profesor como el factor transversal del proceso educativo, se entiende que su saber disciplinar representa tanto los conocimientos con que cuenta, la CONTEXT s
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