Pasos Nueva Época 13
Sabe mucho de su materia, pero no sabe enseñar Luz del Carmen Montes Pacheco* serendipias 10 Cuántas veces hemos escuchado a los estudiantes decir: “Sabe mucho de su materia, pero no es buen profesor”. Las y los docentes pueden ser expertos en matemáticas, física, contabilidad, o derecho fiscal, pero muchas veces sus conocimientos pedagógicos son escasos y sus habilidades didácticas están poco desarrolladas. Hay que considerar que en educación superior las competencias profe- sionales y los conocimientos disciplinares son muy bien valorados. Los organismos que acreditan los programas profesionales piden que haya coincidencia entre la formación profesional del docente y la asignatura que imparte. Es casi inaceptable que un ingeniero electrónico dé clases de derecho romano y un contador público dé clases de historia del vestido. Pero no es cuestionado cuando una diseñadora gráfica con muy poca experiencia profesional da clases de diseño gráfico básico porque hay coincidencia profesional; o cuando un magistrado con 15 años de experiencia imparte un curso avanzado de derecho penal, aunque sea la primera vez que da clases. Desafortunadamente, estos desequilibrios muchas veces generan frus- tración en el estudiantado porque sabe que no está aprendiendo o intuye, por lo menos, que no alcanza los objetivos esperados en el curso. De Miguel (2003) afirma que los estudiantes “se quejan del predominio de los conocimientos teóricos sobre los prácticos y de recibir una formación poco vinculada a la realidad profesional” (p.18). Se asume en esas situaciones que es mejor garantizar el conocimiento profesional que las competencias docentes, ya que éstas se irán desarrollando con la práctica, después de todo “la práctica hace al maestro”, ¿cierto? Pero, ¿por qué los profesores que saben mucho no pueden hacer que sus estudiantes aprendan?, ¿cuáles son los criterios que nos orientan para decidir que un profesor sí propicia el aprendizaje de los estudiantes? Con la evaluación docente de la Ibero Puebla, realizada cada periodo académico, los profesores podemos saber, a partir de las percepciones de los estudiantes, cómo estamos integrando esos saberes disciplinares en nuestros cursos. De hecho, son seis competencias que indican los criterios que orientan la práctica docente y, por lo tanto, su evaluación. Una de ellas describe el desempeño implicado en esta reflexión, Integración de saberes profesionales-disciplinares, lo que significa que el docente “estructura sus saberes profesionales y disciplinares en saberes pedagógicos para favorecer el proceso de enseñanza de la profesión” (CIAA, s/f, p. 4).
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