Pasos Nueva Época 10

7 CONTEXT s *Coordinadora de Educación Virtual Universidad Iberoamericana Puebla marisol.aguilar@iberopuebla.mx Referencias: MC DONALDS, R., et al. (2000). “Nuevas perspectivas sobre evaluación”. Boletín Cintefor; Sección para la Educación Técnica y Profesional, UNESCO. PÉREZ GÓMEZ, A. (2007). “La naturaleza de las competencias básicas y sus implicaciones pedagógicas”. Cuadernos de Educación de Cantabria. Disponible en: https://www.educantabria.es/docs/info_ institucional/publicaciones/2007/Cuadernos_Educaci on_1.PDF?phpMyAdmin=DxoCAdBlc%252CANuNIkvc- WZcMiFvc 6. Dialoga con el estudiante sobre su nivel de desarrollo en cuanto a los objetivos del curso a lo largo del proceso de aprendizaje: un aspecto indispensable de la evaluación es la retroali- mentación. A través de ella se informa sobre el avance en el desarrollo de las competencias. Además, funciona en dos vías: a) ayudar al alumno a identificar áreas de oportunidad para poder emprender estrategias de mejora; b) destacar los aspectos positivos, brindar recono- cimiento y contribuir a la motivación y el reforzamiento 7. Comunica a los alumnos el proceso de evaluación, calificación y acreditación para propiciar la responsabilidad: el docente debe invertir el tiempo suficiente para darle a conocer a los estudiantes, de manera oportuna, el procedimiento de evaluación con el fin de resolver dudas, establecer tiempos y clarificar las actividades. Incluso, puede abrir espacios para negociar ciertos aspectos, generando con ello una actitud más favorable hacia dicho proceso. Cuando un alumno sabe de antemano qué se espera de él y aquello que debe aprender, podrá involucrarse más y organizar mejor su tiempo 8. Evalúa al estudiante éticamente a partir de las evidencias que él demuestra en los desempeños y productos de aprendizaje: finalmente, la evaluación implica tiempo y esfuerzo. El docente debe asumir esta tarea con seriedad y compromiso y emplearla siempre como estrategia de mejora –y no como mecanismo de control y poder–. Además, debe utilizarla para autorregular la enseñanza e ir mejorando progresivamente tanto su práctica docente como su metodología para evaluar. Es decir, hacer una metaevaluación . Es necesario crear espacios para analizar cómo funcionó cada uno de los productos de aprendizaje que planeamos, con miras a ir mejorando la función evaluativa, la cual requiere práctica, tiempo y paciencia. Sin duda, lograr una evaluación con carácter formativo implica un gran reto para los docentes. La primera fase que habría que emprender sería dimen- sionar su importancia y no asumirla como un trámite o limitarla únicamente a la calificación pues esta visión desvirtúa su sentido y restringe sus posibi- lidades. Por consiguiente, cabría preguntarnos, como docentes y como institución, qué caracteriza a nues- tras prácticas evaluativas para sumergirnos en un proceso de autoevaluación en el que podamos anali- zar el nivel de logro que tenemos con respecto a la competencia descrita, qué tanto nos hemos formado para realizar esta difícil labor y qué estrategias de mejora podríamos implementar para acercarnos más a una evaluación integral, reflexiva y auténtica.

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