Pasos Nueva Época 10

9 *Académico de tiempo Universidad Iberoamericana Puebla jesus.ortiz@iberopuebla.mx también la realidad social, política, económica y cultural, de forma más amplia. Se trabaja con ellos y ellas el argumento, el pensamiento profundo, el conocimiento interdisciplinar, el construir alternativas y visualizar futuros dignos. Por consiguiente, los profesores y profesoras que lideran este tipo de educación necesitan de una formación diferente para, de manera óptima, generar sistemas áulicos donde todos aprenden y todo se confronta. ¿Cómo evaluar estos procesos humanistas tan complejos?, ¿cómo evaluarlos cuando no podemos hacer trabajo de intervención social de base o en el lugar social?, ¿cómo evaluar cuando, en muchos casos, el estudiante llega buscando una calificación y no un conocimiento?, ¿cómo evaluar respetando los propios asuntos del alumno que se van generando con el transcurso y desarrollo de clases?, ¿cómo dar una rúbrica de calificación del curso al principio de un semestre cuando todavía no se conoce a los estudiantes ni sus realidades más próximas y urgentes? Con estas preguntas queremos señalar la importancia y centralidad de la evaluación en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para que sea la evaluación una herramienta poderosa de aprendizaje y formación, respetando sus múltiples formas de uso deberá dejar de confundirse con que sólo es la calificación final. Esto ayudará a que deje de ser la piedra de enemistad entre alumnos y profesores y, por consecuencia, la forma de mantener el poder simbólico del profesor y la venganza del alumno. La evaluación con enfoque formativo nos parece muy adecuada para nuestra propuesta educativa. Se recomienda, al principio del semestre, hacer evaluaciones diagnósticas para estimar el nivel de conocimiento que en ese momento se tiene de algún tema o referencia sin que sea un examen o primera calificación. También este tipo de evaluación nos ayuda a detectar la situación escolar, personal y laboral de los estudiantes cuando llegan al salón de clases. Es posible evaluar para conocer e indicar nuestro punto epistemológico de inicio a nivel grupal y, más adelante, medir los procesos de asimilación y comprensión de temas específicos sin tener que necesariamente calificar algo. Además, podemos revisar si los métodos y las técnicas utilizadas están sirviendo para las metas educativas que nos hemos propuesto. La evaluación formativa da información sobre si aquello que hacemos para producir conocimiento resulta adecuado o no. Este tipo de evaluación es de gran ayuda en los procesos educativos humanistas para la transformación social.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3