Pasos Nueva Época 10
Evaluar para transformar : la importancia de la evaluación del aprendizaje 8 “…SI QUEREMOS PEDAGOGÍAS HUMANISTAS PARA MODIFICAR LA REALIDAD, DEBEMOS TENER UN MÉTODO ADECUADO QUE PERMITA PARTIR DEL ALUMNO Y DE SU ENTORNO PARA PENSAR SU REALIDAD Y REGRESAR A ELLA PARA TRANSFORMARLA.” Jesús Alejandro Ortiz Cotte* EN BUS UEDA con enfoque formativo en la educación humanista La misión de la Universidad Iberoamericana Puebla busca: “formar hombres y mujeres profesionales, competentes, libres y comprometidos para y con los demás… teniendo como horizonte la construcción de una sociedad más justa y humanamente solidaria”. Para lograrlo utiliza el modelo educativo ignaciano, el cual, además de centrarse en la persona, desarrolla una pedagogía que parte del contexto (social) del estudiante y de su experiencia personal, en donde se propicia reflexionar de manera crítica esa realidad para actuar en consecuencia; terminando con una evaluación del proceso realizado que nos permita mejorarlo y optimizar nuestra participación en la transformación social. Un modelo educativo de esta naturaleza no es fácil de realizar. Éste requiere de técnicas y didácticas propias, así como de formas evaluativas coherentes con este modelo. En el Área de Reflexión Universitaria (ARU) somos conscientes de este reto y hemos desarrollado una pedagogía acorde a lo que necesitamos y buscamos. Debemos empezar diciendo que las clases no son únicamente la transmisión de contenidos, sino verdaderos sistemas áulicos de aprendizaje. Cuando hablamos de sistema áulico comprendemos, por un lado, la limitación espacio-temporal que da un salón de clases y no poder salir de él, pero también, entendemos y visualizamos la posibilidad de percibir “la clase” como un sistema aprendiente, donde el salón se convierte en una “red de interacciones diversas que favorecen las relaciones dialógicas, el intercambio de información, desde un aprendizaje situado para generar conocimiento que permita una toma de posición frente a la realidad misma”. Es decir, si queremos pedagogías humanistas para modificar la realidad, debemos tener un método adecuado que permita partir del alumno y de su entorno para pensar su realidad y regresar a ella para transformarla. Esto ayuda a desaparecer los fantasmas que siempre rondan a las clases huma- nistas, de las que se piensa que son clases de opinión solamente (sin esfuer- zo intelectual), o clases donde se ve autores religiosos, clásicos y antiguos (clases de cultura general) o que son sesiones de “autoayuda” donde lo importante es que los alumnos se sientan bien, transformándose las clases en una sesión terapéutica. Hablamos de procesos de enseñanza-aprendizaje desde una perspectiva “crítica-transformadora”, donde lo central es la “cuestión humana en peligro”. Para ello se toma en cuenta el contexto personal de los alumnos, pero
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