Pasos 3
María José Corona Burch* Sofía Reynoso Brito* E n los números anteriores de Pasos los académicos de esta universidad han dado su opinión acerca de las características que tiene un buen y un mal profesor en este nivel educativo. Ahora es nuestro turno como alumnas de la licenciatura de Procesos Educativos opinar acerca de este tema. En lugar de escribir una lista de lo que hace un buen profesor, vamos a contar algunas experiencias ejemplos que hemos vivido o escuchado en esta universidad. Entre los alumnos, los profesores siempre han sido parte de nuestras pláticas, sean constructivas o no, siempre nos quejamos o los admiramos. El otro día, un amigo que es muy buen alumno, nos platicó que el profesor tenía tan pocas expectativas sobre sus alumnos que cuando él entregó un excelente trabajo, el profesor dudó que lo hubiera hecho, por lo tanto, lo acusó de plagio sin tener pruebas; des- pués de haber aplaudido trabajos mediocres. Entonces, nos preguntamos: ¿qué mensaje nos da este profesor que desconfía de sus alumnos y sus capacidades?, ¿está realmente ayudando a crecer como personas y como profesionales a sus alumnos? Otro maestro nunca se preocupó por entregar los trabajos revisados para que pu- diéramos mejorar, mientras que otros dejan que los adjuntos sean quienes revisen la mayor parte de los trabajos. Al final, cuando fueron entregados, no tuvieron oportunidad de co- nocer sus errores, aprender y mejorar los siguientes, por lo que parece que la calificación que el profesor quiere dar no es para mostrar el aprendizaje y ayudarlos a crecer, sino para fregarse a los alumnos, o para que él salga “bien evaluado” porque reprobó a una buena cantidad. Nosotras nos preguntamos: ¿si ningún alumno saca diez, entonces el profesor es excelente? ¿Realmente ayudó a aprender a sus alumnos? ¿Significa que la calidad acadé- mica es muy alta? Tal vez sólo se acomodan a los requisitos que se piden en la evaluación de profesores, lo cual puede generar que los alumnos se sientan frustrados en sus aprendizajes futuros. Creemos que el número pocas veces refleja lo que hemos aprendido, pero los comentarios y la retroalimentación del profesor son los que nos ayuda a crecer y a mejorar. Creemos que es importante que en los criterios de evaluación y la manera en la que se trabaja en la clase se tome en cuenta a los alumnos, sin embargo, cuando esta discusión se torna en la prioridad de la clase, el conocimiento y el desarrollo de las competencias quedan en segundo plano y no se logran. En una clase, tardábamos hora y media en ponernos de acuerdo por los porcentajes de evaluación de un ensayo, lo cual hacía que perdiéramos el poco tiempo que teníamos con el profesor. En estos casos, es necesario que el profesor tenga la suficiente autoridad para imponer ciertos criterios, tomando en cuenta las necesidades de los alumnos. Algunos profesores que no tienen la experiencia y conocimientos necesarios para dar su materia, simplemente piden a sus alumnos leer las copias, llegar a la clase y participar. El maestro se limita a es- cribir las ideas en el pizarrón. A la media hora la clase terminó. En cambio, existen otros que dejan leer, pero que preparan su clase tomando como base esa lectura, y hacen participar de maneras variadas para sorprender a los alumnos. No se cierran a lo que dice la lectura, la complementan, nos cuestionan y la ejemplifican. Estas clases realmente nos motivan a leer, asistir y participar. Finalmente, son estas últimas donde realmente tenemos aprendizaje significativo. También están las clases de ARU que, en varios casos, los profesores no están preparados para impartir. Uno de ellos tenía un grupo muy grande que no era capaz de manejar. Cuando exponía los alum- nos no lo escuchaban, en parte porque no explicaba de manera adecuada y el contenido no era pertinen- te. En el momento de la discusión no la sabía dirigir, por lo que pasaba a ser una plática de café; poco interesante, sin argumentos e incluso a veces con ofensas, ante las cuales el profesor se sintió abrumado y sin la capacidad para manejar la situación y favorecer la reflexión y los objetivos de la materia. Aunque en todas las carreras hay experiencias de malos profesores, no todo es negativo. En general en nuestra carrera tenemos muy buenos profesores, así como hemos escuchado de otros com- pañeros de otras licenciaturas. Afortunadamente hemos encontrado maestros dignos de admiración, que se apasionan por el tema y su profesión, que te contagian esa emoción por trabajar y descubrir el tema; que logran abrir nuestro panorama al contarnos sus experiencias; que nos invitan a formar nuestro propio criterio y saber argumentarlo. A pesar de saber mucho sobre el tema, saben reconocer que no lo saben todo y que nosotros tenemos mucho que aportar y que con su clase nos ayudan a crecer como profesio- nales y como personas. *Alumnas de 6° semestre Licenciatura en Procesos Educativos 6 e n b ú s q u e d a... ¿Maestros… que construyen o destruyen? Experiencias de alumnos
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