LA FORMACIÓN EN POSGRADOS EN ÉPOCA DE URGENCIAS Con el arribo de la Inteligencia Arti cial (IA), es fundamental superar lo que los buscadores o la IA mediante algoritmos selec- cionan y nos ofrecen. Este punto merece particular atención, es quizá uno de los que más movilización está provocando en las relaciones educativas de los posgrados. Es cierto que el mundo es siempre cambiante, incógnito, difícil de predecir; no obstante, hay una tendencia en el ámbito universitario hacia una postura celebratoria en el uso de la IA y frente a esta posición es importan- te arriesgar y tomar responsabilidad sobre lo que se hace con las tecnologías generativas, en especial porque necesitamos revisar con más cuidado y atención las implicaciones y efectos éticos y políticos que puede tener su uso. Si la idea es que desde los programas de posgrado busquemos la expansión y ampliación de asociaciones y repertorios, así como de habilidades y actitudes, entonces los docentes requerimos pro- poner situaciones de aprendizaje en las que los estudiantes se desafíen, exijan y se deslicen hacia zonas que desconocían. Será necesario organizar los tiempos y espacios educativos de modo que ellas y ellos encuentren su voz, recuperen su propia expe- riencia y la pongan en diálogo con la de otros autores, formas de pensamiento y experiencias, para que no se restrinjan y confor- men con lo que dijo el profesor, los autores o la IA. Encontrar esa voz es un trabajo exigente, que lleva tiempo, que implica paciencia, perseverancia e incomodidad, porque se trata de un proceso que nos enfrenta y confronta con nuestros límites y vicios, pero también porque el campo de la experiencia constituye un misterio. Hallar esa voz propia es parte de ser o convertirse en aprendiz permanente, por eso la tarea de los maestros es que las y los estudiantes aprendan a ver que ese trabajo que realizaron y que resultó después de días y horas haciéndolo es algo inacabado, susceptible de ser corregido, modi cado, ampliado. La oportunidad de escribir, de volver a lo que se hizo, no responde necesariamente a que esté mal o haya que mejorarlo, sino a que, en el proceso educativo, madurar una idea, apropiarla, entenderla o aproximarse a ella requiere tiempo, y eso es parte de lo que puede sanarla, multiplicarla o potenciarla (Pauls, 2024). Otro de los cambios que observo en la relación educativa, que enfrenta a los docentes con sus estudiantes, es que en los ejer- cicios de escritura o de diseño de sus proyectos de investigación haya resistencia a corregir, a realizar las modi caciones o amplia- ciones sugeridas, y esta disposición se entiende porque se hace presente la sensación de que hay que volver atrás o de que lo avan- zado se tira por la borda. Sin embargo, en esa corrección, según Pauls “nada hace posible tantas cosas nuevas como una situación SERENDIPIAS “…LOS DOCENTES REQUERIMOS PROPONER SITUACIONES DE APRENDIZAJE DONDE LAS Y LOS ESTUDIANTES SE DESAFÍEN, EXIJAN Y SE DESLICEN HACIA ZONAS QUE DESCONOCÍAN.”
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