José María Sánchez Hernández josemaria.sanchez.hernandez@iberopuebla.mx Pocos músicos han hecho de su obra un estandarte tan poderoso que les ha costado la vida. Pocos han alzado la voz y ejercido la libertad de expresión como lo hizo Víctor Jara. Cuando Estados Unidos envió las primeras tropas a Vietnam en 1965, entrando de lleno al conflicto armado, algo inolvidable sucedió en la música latinoamericana. El sinfín de violencias y atrocidades cometidas sobre el territorio asiático, a mano de ambos regímenes, tuvo una difusión masiva en los medios y no tardó en extenderse a lo largo del mundo. Este hecho inspiró uno de los himnos más sonados de América Latina. «El derecho de vivir en paz» (1971), poema-canción escrita por Víctor Jara y dedicada al pueblo indochino, es también el nombre que se le dio al álbum que posiblemente definió la Nueva Canción Chilena. Desde el comienzo del disco, Jara dejó en claro su mensaje. Quería hacer de su guitarra un emblema de la lucha popular. Sus canciones, cuyo estilo no se limitó al folclor ni se dejó sucumbir ante las nuevas sonoridades de aquel imperialismo que tanto rechazaba, tuvieron siempre un dejo de solidaridad y de empoderamiento hacia la clase obrera y campesina. La música de Víctor Jara hizo eco de un futuro que el régimen de Salvador Allende prometía, y que tras el golpe de Estado quedó sepultado. La voz de su música fue la voz de la esperanza chilena que nunca llegó a consumarse. El músico fue detenido el 12 de septiembre de 1973 y asesinado pocos días después. Los datos de su tortura ya han salido a la luz. Víctor Jara no murió de los cuarenta y cuatro impactos de bala hallados en su cuerpo; murió tan sólo de uno, directo a la cabeza. de vivir en paz paz paz El Fotografía:Luis Poirot
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