Encíclica Laudato Si'

180 y nos motiva a incorporar el cuidado de la naturaleza y de los pobres. VII. La Trinidad y la relación entre las criaturas 238. El Padre es la fuente última de todo, fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. El Hijo, que lo refleja, y a través del cual todo ha sido creado, se unió a esta tierra cuando se formó en el seno de María. El Espíritu, lazo infinito de amor, está íntimamente presente en el corazón del universo animando y suscitando nuevos caminos. El mundo fue creado por las tres Personas como un único principio divino, pero cada una de ellas realiza esta obra común según su propiedad personal. Por eso, « cuando contemplamos con admiración el universo en su grandeza y belleza, debemos alabar a toda la Trinidad ».169 239. Para los cristianos, creer en un solo Dios que es comunión trinitaria lleva a pensar que toda la realidad contiene en su seno una marca propiamente trinitaria. San Buenaventura llegó a decir que el ser humano, antes del pecado, podía descubrir cómo cada criatura « testifica que Dios es trino ». El reflejo de la Trinidad se podía reconocer en la naturaleza « cuando ni ese libro 169 Juan Pablo II, Catequesis (2 agosto 2000), 4: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (4 agosto 2000), p. 8.

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