— 90 — Unos meses más tarde, el 25 de marzo de 2019, en la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco, el presidente sorprendió nuevamente haciendo pública su solicitud de que tanto el Rey de España como el Papa Francisco pidieran perdón por los agravios cometidos contra los pueblos indígenas durante más de 300 años de colonización política y religiosa. Las reacciones no tardaron en manifestarse, cuestionando la argucia de denunciar los agravios del pasado sin considerar los del presente. Otros dos hechos simbólicos del presidente nos permiten comprender la visión del mundo indígena en el discurso de la Cuarta Transformación: El 25 de marzo de 2021, en Champotón, Campeche, en la conmemoración de la victoria de Chakán Putum, el presidente destacó la resistencia indígena frente al régimen colonial y frente al régimen posterior a la Independencia, y lamentó el racismo y la discriminación que todavía existe hacia los indígenas (López O., 2021a); declaró que la Cuarta Transformación “tiene como tarea combatir el clasismo, la discriminación y el racismo”. Por eso, dijo: “de todos los mexicanos, son los indígenas los que más atención obtienen de nuestro gobierno”, refiriéndose a los programas sociales en su administración. También afirmó: nuestro gobierno promueve una constante reivindicación de la grandeza cultural de nuestros pueblos originarios; tenemos la convicción de que la regeneración del país solo podrá darse si se fortalecen sus valores morales y espirituales, y la mayor reserva de ellos se conserva en las comunidades indígenas y en las familias de México. Está demostrado que, en los pueblos indígenas, pese a todo, se mantienen las tradiciones, las costumbres y la organización comunitaria —el tequio, la ayuda mutua, el respeto a los débiles, a los adultos mayores— y que en ellos hay más honestidad y menos violencia, y se practica más el amor al prójimo y el respeto a la naturaleza (López O., 2021a). Y el 3 de mayo del 2021, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, en el marco de las conmemoraciones por la fundación de Tenochtitlan, los 500 años de la conquista española y los 200 años de la Independencia, el presidente participó en un ritual para pedir perdón por los abusos cometidos contra el pueblo maya durante la Conquista y la Colonia: Aunque todavía hay mucha pobreza, no podemos decir que el presente es como el pasado oprobioso porfirista porque ahora hay libertades, son públicas, notorias, se expresa sin censura y hay sobre todo una nueva voluntad de hacer justicia para bien del pueblo, como en los tiempos de la Revolución Mexicana. Tan es así que por eso estamos aquí ofreciendo perdón (López O., 2021b). Considerando lo anterior, sostenemos que la relación del presidente con los pueblos indígenas es principalmente ritual, afectiva y condescendiente, como lo manifestó al
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