— 6 — gobierno de López Obrador no ha podido llevar a cabo una auténtica transición y a ello ha contribuido en buena medida su modo de proceder adversarial y polarizante, que le ha hecho aún más difícil construir las mediaciones de todo tipo que son indispensables para desmontar los obstáculos y vicios que a lo largo de los anteriores regímenes han perpetuado la inequidad, la corrupción y la impunidad que cada día agravian a la mayoría de la población. Especialmente notable es la deuda que el actual gobierno tiene con la agenda de los derechos humanos y la democracia; pues es un pasivo que resta cada día un poco más de legitimidad a su discurso de transformación y hace de la 4T un gobierno, sí, de nuevas narrativas pero cuyas prácticas continúan arraigadas en el arcaico monopartidismo mexicano del siglo XX. Un capítulo que ilustra de manera especialmente elocuente lo anterior es la pauta de militarización que ha caracterizado al actual gobierno, ya no sólo como estrategia privilegiada de combate a la inseguridad, sino como vía de conducción de numerosas funciones que debieran depositarse en manos civiles. Como correlato que avanza con esta dinámica hay que subrayar la cotidiana propensión de López Obrador a sospechar y denostar sin matices a los organismos constitucionales autónomos. Así, precedida por dichos trazos predominantes, el gobierno de la 4T encara ya la segunda mitad de un sexenio que estará marcada por un largo proceso preelectoral que el propio Presidente ha abierto, en el marco del cual se decidirá la consolidación o no de un proyecto de transformación que hoy tiene pocos frutos que acreditar ante la ciudadanía y que despierta cada vez más voces críticas, especialmente entre los organismos de la sociedad civil, los movimientos sociales y la academia, entre otros actores importantes. Muestra de ello son los resultados de las elecciones intermedias del 2021, que produjeron un rediseño del escenario del poder público que no inclinó el peso de un solo lado, lo cual parece reflejar las mociones de una sociedad que ya aprendió que los políticos y sus partidos son simples instrumentos y no la encarnación de fuerzas casi metafísicas, como quisieran ser vistos por obra de sus retóricas. Esta realidad compleja e incierta es a la que se asoman los trabajos que integran este Cuaderno de Investigación, en un intento colectivo de desmenuzar, analizar y sopesar las acciones y los símbolos del gobierno de López Obrador, con plena conciencia de que se trata de un balance preliminar a mitad de camino. Este volumen articula distintas voces y perspectivas académicas en un mismo espacio con el propósito de ofrecer al lector no una valoración definitiva, sino una serie de reflexiones que puedan ser pertinentes para orientar el análisis y la praxis de una sociedad civil activamente comprometida con la democracia, con los derechos humanos y con la justicia. Asimismo, y con especial énfasis, este conjunto de análisis desea oxigenar argumentativamente el saturado y polarizado ambiente de la opinión pública, que ciertamente la propia 4T ha catalizado. El reto que han asumido las académicas y académicos del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla que han producido estos textos no es menor, pues las numerosas dificultades inherentes a la producción de análisis téc-
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