La 4T bajo la lupa

— 48 — Por esta razón, la intención de desaparecerlos sólo puede ser interpretada como una regresión. Conclusiones A tres años de gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación, las condiciones para el ejercicio efectivo de derechos informativos no sólo no han mejorado, sino que se han agravado los obstáculos para la libre circulación de información y opiniones y para el acceso a datos confiables, fidedignos y verosímiles sobre lo público. A la ausencia de acciones contundentes para frenar la violencia contra periodistas, se han sumado estrategias encaminadas a contrarrestar las voces críticas y a evitar la documentación del ejercicio gubernamental que hace posible la rendición de cuentas. Destacan entre éstas la estigmatización de la prensa y la cada vez mayor opacidad de los entes públicos que se niegan a cumplir con el mandato constitucional de transparentar su actuación. El uso de la capacidad comunicacional del presidente para generar una narrativa que rechaza o minimiza información —alguna de ella oficial— que es desfavorable a su gobierno y el ataque frontal contra periodistas y medios desde la palestra presidencial no son propios de un gobierno progresista que pretende profundizar en la construcción democrática. Por el contrario, las continuas violaciones a derechos informativos representan claros retrocesos autoritarios, como lo son también los amagos de desarticular los andamiajes normativos e institucionales que, producto del proceso transicional, se han construido para tutelar estos derechos. Para nadie es un secreto que uno de los pilares que permitió la sobrevivencia del régimen priista fue precisamente el control de los discursos, los medios y el espacio público. La paulatina, aunque inacabada desarticulación de viejos mecanismos que limitaban la libertad de expresión y violaban el derecho de los ciudadanos a saber sobre asuntos públicos fue condición sine qua non para lograr la alternancia y avanzar en la construcción de un régimen democrático, por lo que el intento de revivirlos o de poner en marcha nuevos mecanismos, lejos de abonar en una transformación como la pretendida por el gobierno morenista, revive viejos fantasmas autocráticos. En síntesis, a mitad de un gobierno que pretende pasar a la historia como gran transformador del país, la salvaguarda de derechos informativos presenta severos déficits y enciende alarmas sobre posibles retrocesos. Referencias AMEDI (2021). La autonomía del IFT e Inai es condición necesaria para garantizar el derecho a la información. https://www.amedi.org.mx/la-autonomia-del-ift-e-inai-es-condicion-necesaria-para-garantizar-el-derecho-a-la-informacion/

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