Contratiempo

ContraTiempo | 9 José Francisco López Hernández Estudiante de Ingeniería Mecatrónica Originario de Taniperla, Ocosingo, Chiapas C uando revisé el correo donde me decían que había sido aceptado para el Programa Arrupe, fue el día más feliz de mi vida, ya que era el principio de un camino que me lleva- ría a mis metas y propósitos de la vida. Antes de comenzar el primer semestre es- taba muy nervioso, porque no conocía a nadie, además de que la IBERO era una universidad con un ambiente muy diferente a las escuelas que había estudiado, en las que conocía a todos mis compañeros desde niños. En las primeras semanas del primer semes- tre me sentía muy inseguro, nervioso y muy tí- mido, pero gracias a la comunidad Arrupe, que estuvieron presentes en los primeros días y hasta la fecha, me ayudaron a sentirme en confianza; después de poco tiempo ya me sentía más se- guro de mí mismo, ya que todos los compañeros que conocí son muy amables y buenas personas. Me siento muy afortunado de pertenecer a la comunidad Arrupe y a la comunidad IBERO, ya que he conocido a personas súper valiosas y respetuosas. El hecho de que como parte del programa nos brinden acompañantes realmente nos ayu- da mucho, porque eso me sirvió para tener con- fianza de seguir adelante, me sentí escuchado y apoyado desde el principio, además de los cur- sos de español, que en lo personal me han ayu- dado mucho. En conclusión, he tenido buena experiencia formando parte del programa y realmente estoy muy agradecido con las personas que pertene- cen a la comunidad Arrupe y a los compañeros de la IBERO, porque han sido parte importante para mi formación personal y profesional. Lo que más me ha gustado de la comuni- dad Arrupe es que siempre están presentes para apoyar. También he aprendido que la unión, la solidaridad, el apoyo y el acompañamiento son muy importantes para crecer como personas y seguir avanzando. Karenny Del Ribero Garrido Estudiante de Contaduría y Estrategias Financieras Originaria de San Miguel Tzinacapan, Cuetzalan, Puebla S oy originaria de la comunidad de San Miguel Tzinacapan, perteneciente al Pueblo Mágico de Cuetzalan del Progreso, un lugar turístico lleno de grutas, ríos y tradiciones. A mis 17 años, tenía que comenzar a ver qué rumbo tomaría mi vida, y gracias a una gran amiga de la infancia, me enteré del Programa Intercultural de Vida Univer- sitaria Pedro Arrupe, S.J., que otorgaba la IBERO Puebla, la cual se convirtió en una gran aspiración, y gracias a mis esfuerzos y al personal encargado de la institución, fui seleccionada. Ser parte de este programa de la IBERO Pue- bla ha sido un gran logro que marcará mi vida. Desde el primer momento en que recibí el correo donde me informaban que había sido aceptada, me di cuenta de que mi vida daría un giro de 360 grados, ya que tenía que mudarme de mi lugar de origen e iniciar la aventu- ra de vivir sola. Como todo cambio, al principio fue di- fícil, pero poco a poco, con la ayuda de mis nuevos ami- gos, compañeros de la mis- ma situación, la vida se fue tornando cada vez más fá- cil. Todos éramos de lugares diferentes, algunos más cer- ca de casa y otros un poco más lejos, pero teníamos un fin común, estudiar buscan- do un cambio para nuestra comunidad y ser un apo- yo para la siguiente gene- ración. Ser una Arrupe nos permite sentirnos dentro de una familia, donde siempre recibimos guía, apoyo y cariño. Pertenecer a una universidad jesuita, ha he- cho que el panorama que tenía del mundo cam- biara, y ahora tengo una visión más humana, dándole mayor sentido a mi vida, construyen- do desde el amor a mí misma y a mis demás hermanos. Me ha permitido aprender a recono- cer lo bueno de mi sentir y reconocer la impor- tancia de los sentimientos del otro, buscando una sociedad más responsable con el entorno, para de esta manera ser un puño de tierra que cambie el mundo. PERTENECER A UNA UNIVERSIDAD JESUITA, HA HECHO QUE EL PANORAMA QUE TENÍA DEL MUNDO CAMBIARA, Y AHORA TENGO UNA VISIÓN MÁS HUMANA EN LA IBERO

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