Contratiempo

ContraTiempo | 11 Lucina Quintero Rosas Estudiante de Derecho Originaria de San Felipe Xonacayucan, Atlixco, Puebla S er parte del Programa Arrupe, tiene mucho signi- ficado y trascendencia para cada uno de los alum- nos que conformamos este grupo en la IBERO Puebla. Somos alumnos con distintas metas y sueños, diferentes carreras y personalidades que nos hacen ser únicos ante los demás, pero sin duda existe algo que nos identifica y que siempre nos mantendrá unidos a pesar de nuestras grandes diferencias, y es precisamente la razón por la que tuvimos la oportunidad de acceder a un espacio dentro de la institución. Hablo de desear lo aparentemente imposible, una utopía lo llaman los le- trados, sí, soñamos y queremos un mundo mejor, una sociedad más humana, más justa e igualitaria, una so- ciedad que respeta todo ser viviente en este planeta y que coexiste en armonía para su perfecto desarrollo. Llegar a esta universidad fue sin duda una de las mejores experiencias de mi vida, tenía muchas expec- tativas y muchos sueños por cumplir, sigo en el camino de hacerlo, pero a lo largo de estos dos años y medio he encontrado grandes enseñanzas. Con mis compañeros Arrupe encontré nuevos ami- gos que, de cierta forma, compartimos más intereses en común por venir de contextos similares, no obs- tante, cada uno trae consigo su propia personalidad e historia de vida, por lo que nos hace parecidos y a la vez tan distintos. Soy estudiante de sexto semestre de la licenciatu- ra en Derecho, mi historia de vida hizo que amara esta carrera y no la cambiaría por nada, estar dentro de este espacio me ha dado grandes satisfacciones, he conocido a amigas y amigos realmente maravillosos, maestras y maestros excepcionales, cada día que pasa soy feliz don- de estoy, me gusta aprender y sueño con llegar más allá de mis propias expectativas personales y académicas. Mis horizontes se han expandido, vivo y sueño más allá de lo que mis ojos puedan vislumbrar, ser parte de este programa, ser estudiante de Derecho, ser de una comunidad alejada de las grandes ciudades y tener una historia de vida que pocos han vivido, me hacen ser la persona que soy. La personalidad que me caracteriza me ha permi- tido tener si no muchas, sí las suficientes personas con una gran calidad humana, las cuales me han brindado lecciones de vida tan importantes que han impactado mi forma de pensar. También he podido ganar y par- ticipar en espacios en los que poco a poco vamos co- brando voz y reconocimiento sobre quiénes somos y en lo que vamos buscando a través de nuestras diferentes acciones como agentes de un cambio real. No puedo olvidar que formar parte de la comuni- dad Arrupe es un compromiso conmigo y con el otro, responsabilidad que adquirimos desde que tomamos conciencia de que estamos en un lugar privilegiado y que nos corresponde hacer frente desde nuestro actuar a esa cruda realidad que se vive fuera de las paredes del aula y de los libros que leemos para tratar de en- tender la realidad y poder cambiarla. No somos unos estudiantes más, somos personas que desean apren- der para cambiar lo injusto de allá afuera. Jesús Martínez Navarro Estudiante de Ingeniería Civil Originario de La Libertad, Zacapoaxtla, Puebla M i experiencia dentro del programa Arrupe ha sido de las mejores oportunidades que he teni- do en la vida, he visto al mundo con otra pers- pectiva, que existen oportunidades más allá de lo que podemos pensar. Antes de entrar a la universidad tenía una idea de cómo sería esta experiencia por el tipo de gente con la que podría convivir, pero todo eso ha cambiado. El par- ticipar en este programa es una ventana a algo diferen- te, me dieron la oportunidad de conocer a mis grandes amigos, y acercarme a un mundo distinto a lo que es- taba acostumbrado a ver. En el programa he encontra- do buenos amigos, cuando me siento solo sé que hay personas con las que me he podido sentir apapachado, en todos los sentidos. Siempre me he sentido apoyado. El trato con mis compañeros al iniciar la carrera no fue del todo grato, ya que por algún comentario me sentí excluido, pero no lo tomé en cuenta. Al pasar el tiempo me empecé a llevar más con ellos y se permitie- ron conocer más de mí, más allá de algunos prejuicios. Después de un año de adaptación con mis compañeros nuestra amistad aumentó hasta el punto de apoyarnos en algún problema personal. EN LA IBERO

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