Contratiempo

ContraTiempo | 19 OPINIÓN ra en esas protestas, Paloma, “si algo me pasa, sé que gritarán mi nombre, sé que mi familia no se quedará sola”. Ahí es donde está el cambio, en sabernos compas . Somos estudiantes y como cuerpo estudiantil tenemos diversidad, englobamos en ese término una infinidad de luchas que se cruzan y hermanan, somos parte de una generación que hace muchas cosas menos quedarse callada, que reclama y cues- tiona, que busca alternativas y soluciones. Quizá no todos sean así, habrá muchos que no vean más allá de su propia satisfacción, pero con que una sola persona decida levantarse y gritar “¡Basta!”, estas y toda otra marcha habrá surtido efecto. En esas movilizaciones surgieron amistades, no dudo que quizá algún amor, salieron organiza- ciones como la Red de Mujeres Articuladas Uni- versitarias que fueron pieza clave para lograr la aprobación de la Ley Agnes y pronto estoy segu- ro lograrán la interrupción legal del embarazo en Puebla, (¡morras, gracias!). En las calles se crearon redes de apoyo, se re- forzaron las que ya teníamos, nos dimos una opor- tunidad de vernos en lo ajeno, de encontrarnos en la empatía y en la solidaridad, ¿todo esto y aún ha- brá quienes digan que no se logró nada? Seguramente, y es totalmente válido, hubo muchas críticas a la organización de la marcha, a ciertas acciones posteriores, a cómo se manejó en los medios. Yo mismo acabo de señalar la crecien- te violencia a ciertas poblaciones, y si bien pintar tan bonito momentos de la vida es mi especiali- dad, siempre hay que dejar aire para nombrar los roces que existen en nuestras “luchas”. Somos personas, no somos un grupo homo- géneo de robots programados para amar, pode- mos diferir, debemos cuestionarnos, habrá dudas, habrá choques, es parte de la vida. Para mí es imposible no ver con amor y color de rosa lo que pasó, pero en mi interior encuentro espacio para una reflexión crítica y es lo que es- pero todos y todas hayamos hecho, no tratemos de ignorar o borrar el amor que sentimos solo por vernos más “serios o profundos”, sólo dejemos un lugarcito para tener los pies en la tierra, y poder, como dice Mecano “hacer un balance de lo bueno y malo”, ya sé que así no va la letra, pero no que- daba gramáticamente. Entonces ¿qué sigue? Creamos esas redes, nos abrazamos y nos sabemos acompañados y acom- pañadas ¿Qué sigue? Creo que no me toca a mí dictar un camino, sé que todas y cada una de las personas a las que la mega-marcha les tocó tan profundo como lo hizo conmigo están accionan- do desde sus trincheras. Hay quienes hacemos arte, quienes están en las calles, quienes hacen investigaciones, quienes se paran orgullosxs de quienes son, habrá quienes hacen voluntariado, quienes con todo el amor que tienen se dedican a enseñar, quienes le ponen un hasta aquí a los “chistesitos” de sus compañeros, quienes su accionar está en el compartir con su fa- milia. TODA acción es válida y valiosa, mientras más hagamos, más nos acercaremos a esos cambios. Ya pasó un año de tener el privilegio de cami- nar y gritar con ustedes, tanto ha cambiado pero muchas cosas se han mantenido y una es sin duda la ternura y la rabia que nos acompañaron ese día. No olvidemos la fuerza que teníamos en la marcha, siempre busquemos ser como esa compañera que me compartió un hot cake a la mitad de la calle o quien me abrazó cuando lloré de la emoción, sea- mos como las mujeres que iban frente cada con- tingente, como quienes regalaban agua en bolsitas, busquemos que este momento no se quede como un foto bonita, llevémoslo a nuevas narrativas. Nunca olvidemos quienes fuimos los estudian- tes que marchamos por la vida de nuestros com- pañeros y compañeras, transformemos nuestras resistencias, evolucionemos y sigamos luchando que el camino aún es largo. Les abrazo y tranqui- lxs, me desinfecte antes.

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