Contratiempo
IBERO Puebla | 8 OPINIÓN H e pasado por momentos muy difíciles. Al inicio de esta crisis sanitaria perdí mis úl- timos y, probablemente, los mejores me- ses que me quedaban en la prepa. Sentí que no pude cerrar esa etapa como me hubiera gustado y solo me quedé con un triste recuerdo en mi co- razón por haber perdido mi fiesta de graduación, el tan esperado viaje, y el poder despedirme de mis amigos y profesores. Al terminar, estaba indecisa sobre si debía en- trar a la universidad sabiendo que sería en línea, o simplemente dejar pasar el tiempo e inscribirme en enero, porque en mi cabeza era un hecho que todo volvía a la normalidad para esas fechas. Sentía mucha presión o angustia sobre el futuro incierto que me esperaba. Sin embargo, decidí comenzar mi primer semestre en línea, para poder avanzar en lo que pudiera y también para tener algo que hacer, porque no podía imaginarme estando todo el día en mi casa sin nada que hacer. Aunque debo confesar que la idea de estar tomando clases desde casa, sentada frente a mi laptop, sin poder conocer perso- nas nuevas, ni poder vivir la experiencia que siempre había imagi- nado sobre mi primer semestre en la univer- sidad, tampoco era tan emocionante como me hubiera gustado experimentar. Cuando comenzó el semestre sólo podía pensar en lo triste que era todo, empezando por tener que estar en el mismo lugar todo el día y ver desde la pantalla a los que serían mis nuevos compañeros y maestros, sin poder tener una relación más cercana con ellos. También extrañaba tener una motivación para arreglarme, salir de casa y distraerme un rato. Recuerdo que los primeros días estaba tan ner- viosa por poder hacer amigos, porque de por sí el cambio de prepa a universidad siempre es difícil, ahora sin poder vernos era mucho más complicado. Sin em- bargo, pasando los días me di cuenta que todos estamos pasando por lo mismo, y esta situación en común es la que nos mantiene unidos. Ahora noto que el tiempo se me ha ido volando y sien- do sincera las clases en línea ya no me parecen tan mala idea como antes. Me di cuenta de que me motivan a te- ner por mi misma la incitativa de aprender o de querer ser mejor. Además, el hecho de estar conectados con el micrófono apagado escuchando exponer a los maestros, me facilita la comprensión del tema, ya que hay mucho menos interrupciones que en un salón de clases presen- cial. Sabiendo que las únicas voces extras a la del profe- sor, serán de compañeros que quieran hacer algún aporte o resolver alguna duda. Como todo en la vida, estudiar en línea tiene sus ven- tajas y desventajas. Claro que extraño la convivencia que solía tener al pasar el día con mis amigos, las risas, el apoyo que nos dábamos si alguien no entendía y todos los buenos momentos que pasábamos juntos. Pero ahora pude adap- tarme a esta nueva modalidad buscando otras formas de poder conocer a mis nuevos compañeros y maestros, mos- trándome amable y amigable para poder sentirnos en con- fianza sin la necesidad de conocernos en persona. Una de mis partes favoritas de estudiar en línea es el po- der pasar tiempo con mi familia, porque antes con la rutina que llevábamos cada uno, era casi imposible tener tiempo y coincidir todos entre semana, y ahora es muy bonito el poder sentirnos más unidos por pasar más tiempo juntos. Es muy raro ver cómo lo que antes me parecía muy extraño, ahora se volvió parte de mi rutina, y es ahí dónde me doy cuenta de que a todo nos acostumbramos. En este momento me resulta difícil imaginar salir de casa la ma- yor parte del día o el hecho de convivir con mis amigos o profesores sin la necesidad de estar frente a una cámara o usando un cubre bocas. Sin embargo, sigo con la esperan- za de que llegue el día en que podamos volver a vernos y disfrutar del tiempo juntos. PASANDO LOS DÍAS ME DI CUENTA QUE TODOS ESTAMOS PASANDO POR LO MISMO, Y ESTA SITUACIÓN EN COMÚN ES LA QUE NOS MANTIENE UNIDOS” UNIVERSIDAD Victoria Sánchez Cabrera Estudiante de Ingeniería en Negocios
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