Contratiempo
ContraTiempo | 5 OPINIÓN si fuera nuestra sombra persiguiéndonos en cada movimiento que realizamos. Ir a San Sebastián-Donostia, fue prácticamen- te esa sensación. Lo único que me quedaba era empezar a construir un rumbo en donde el cami- no era mi responsabilidad y caminaba con los va- lores que me han enseñado. Complicado, sí, pero no imposible. Sinceramente, muchos desertarían solo de pensar en la COVID-19 y la crisis sanitaria, que obviamente te pone más en alarma al estar completamente solo y del otro lado del mundo. Sin embargo, yo nunca lo pensé y no me rendí, porque sabía que la vida me había puesto en ese lugar y en ese momento por algo. Así fue como descubrí que, a pesar de los tiem- pos oscuros que podamos estar viviendo, siem- pre va haber personas para acompañarte. Pero acompañarte en el aspecto de sentir la calidez, la preocupación de hacerte sentir como en casa y por sacarte una sonrisa cuando todo lo que inunda el ambiente es una tormenta sin fin. Sin duda, ese es el mayor tesoro que encontré al salir de casa, que la humanidad sigue creyendo y mientras esto suceda, hay esperanza. Por eso hoy agradezco tanto a las personas que me apoyaron cuando todo se venía abajo, Ma- ría Narvalaz y Asier Leoz, dos grandes maestros que estuvieron en la Universidad de Deusto y que desde el primer momento me mostraron su cari- ño. A mis grandes amigos y amigas que hice en la escuela, Maite, Eider, Oihana, por decir algunos nombres. Y qué decir de mis compañeras de piso, dos chicas mexicanas que, sin conocerlas, se con- virtieron en hermanas, Iliana y Miriam. Hay tanta gente detrás de los proyectos personales de cada uno de nosotros que si les diéramos nombre a to- dos, la lista fuera interminable. Lo importante es reconocer que lo bueno en esta vida sigue suce- diendo, y que cada persona es una oportunidad para hacer de este mundo, uno más humano. Hoy que nos vemos a través de la computa- dora, deberíamos reflexionar sobre todo aquello que nos hace falta como sociedad para cuan- do regresemos a convivir personalmente en una “nueva normalidad.” Estos tiempos son una pausa para hacernos entender que quizá vivimos muy deprisa, y que, si no hacemos un cambio social, el rumbo de este mundo pueda dejar de marcar nuevos horizontes. Aprender a vivir y convivir con nuestras dife- rencias sería una de los primeros aspectos a anali- zar. Pensar que, si nos valoramos por lo diferentes que somos, en lugar de querer ser iguales, le mar- caríamos un alto a este mundo que mata y viola por tanto rechazo humano. ¿Por qué queremos ser iguales?, ¿no valdría la pena ser diferentes? Si lo vemos desde el punto en que tendríamos diversi- dad en formas de pensar, actuar, sentir, vivir y has- ta de vestir, sería sensacional. Por eso hay que ser más tolerantes, respetuosos y amables, porque en la forma en que tratemos a los demás, será tam- bién, el trato que recibamos.
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