Contratiempo
ContraTiempo | 11 OPINIÓN diferente”, porque no puede pararse y hacer una actividad “normal”, como el caminar como el resto. Sin darnos cuenta estamos discri- minando, pues, desde el momento en que ubica- mos en nuestra mente algo normal y anormal, la situación va en vías de promover una exclusión. Otra de las formas en las que solemos pensar que alguien es diferente, es por su orientación sexual o identidad de género. En el momento que confundimos conceptos como “gé- nero” e “identidad de género” esto empieza a salirse de control. Primero que nada y antes de proseguir, debemos tener claro que el género se traduce en unas reglas sociales que la misma so- ciedad se ha encargado de imponer, reflejadas en características y comportamientos externos que definen a los seres humanos bien sea como “masculinos” o “femeninos”. Posteriormente, podemos entender que el término “identidad de género” es utilizado para referirse a la vivencia de carácter interno e individual que cada ser humano tiene de sentirse hombre o mujer. Solo así podemos entender la homosexualidad, pues, aunque una persona pertenezca ya sea al género masculino o femenino, puede que su identidad de género la viva de una manera distinta y es totalmente válido. El género es una construcción social que con el paso de los años ha ido habitando en la mente de las personas. Idealizamos al género femenino con características como vestir de rosa, usar tacones, hablar de manera delicada y ser muy sensi- ble. Por otro lado, tenemos la concepción del género masculino va de la mano con el color de azul, jugar fútbol, ser fuerte y no llorar. Cuando aceptamos estas características automáticamente tra- tamos de encajar con el rol establecido por los estereotipos que marca la sociedad para cumplir con la condición de pertenecer al género masculino o femenino, pero, ¿qué pasa con las personas que no se identifican con su género y que no quieren aceptar y reproducir las condiciones que supuestamente los hacen ser hom- bres o mujeres? Pues pasa que no son aceptados porque no son como el común de la sociedad. Sin embargo, el problema no creo que esté en esas personas, más bien, está en los demás que no son capaces de dimensionar la existencia de la diversidad de gé- nero y que cada quien es libre de vivirla como más le guste. La homosexualidad no es un problema, pero la homofobia sí, es una forma de discriminación que niega la igualdad de derechos, la dignidad humana y promueve la violencia. Recordemos que la discriminación disminuye la esperanza de vida, la protección con- tra los riesgos y el acceso a los servicios. Además, fortalece la intolerancia a la diversidad y facilita los abusos de la autoridad. Es, sin duda, un fenómeno complejo. Por ello, es indispensable comprenderla mejor, y ver cómo ha influido en la construcción histórica de nuestra sociedad. Comprender cómo hace imposibles las relaciones interpersonales basadas en el respeto. Aún no hemos logrado pasar del reconocimiento de la diversi- dad al de la igualdad, que se construye a partir de las diferencias y no de la uniformidad, que supone la eliminación de la desigual- dad de trato desde todos los ámbitos de la sociedad y en todos los rincones del país. Personas homosexuales, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI), viven en todo el mundo situaciones complejas en ra- zón de su orientación sexual o de su identidad de género. Las viven en cada lugar del país de manera continua; en las casas, en el bullying homofóbico, en el trabajo, en la calle, en los comercios o los hospitales. Por ello, está en nosotros como universitarios y ciudadanos mexicanos transformar a nuestra sociedad para generar un cam- bio y que las personas empecemos a vivir sin miedo a mostrarnos como realmente somos. Dejemos de criticar sin conocer, al contrario, hay que acercar- nos al otro para conocer su experiencia, desde dónde dice lo que piensa, ayudemos a los que más lo necesitan, y sobretodo, com- partamos nuestros conocimientos y valores de manera educada, con respeto, tratando de mejorar el entorno para que cada vez seamos más personas las que nos estemos entendiendo. En la me- dida que nosotros nos cuidemos es como iremos observando un cambio en la sociedad, a la que también, pertenecemos. “NO QUEREMOS DARNOS CUENTA QUE LAS COSAS PUEDEN CAMBIAR SI MODIFICAMOS NUESTRO ACTUAR Y FORMA DE PENSAR”
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