Contratiempo

IBERO Puebla | 10 OPINIÓN Alejandra Barroso Jiménez Estudiante de Comunicación DISCRIMINACIÓN: U no de los fenómenos a los que nuestra sociedad se ha acostumbrado es a la discriminación. A esta forma de in- tolerancia, maltrato, abuso, exclusión y miedo que, hasta cierto punto, genera la ruptura del tejido social. Sin embargo, a pesar de todo lo que provoca, no nos hemos detenido a pensar que, si bien la discriminación es uno de los principales problemas que tenemos como sociedad, también es el más normalizado. Los seres humanos somos conscientes de que la discrimina- ción forma parte de nuestra vida y que es una forma de expresión en el día a día. Nos hemos acostumbrado a comunicarnos a tra- vés de un discurso que manifiesta, entre líneas, la intolerancia al otro porque somos incapaces de imaginar un contexto diverso y, evidentemente, esta situación no debería de ser así. No obstante, nos encontramos en una postura en la que no hacemos nada al respecto, seguimos siendo irresponsables en nuestra manera de reflexionar y no queremos darnos cuenta que las cosas pueden cambiar si modificamos nuestro actuar y forma de pensar. La discriminación se basa en un conjunto de prejuicios, este- reotipos y tabúes aceptados por las sociedades que promueven la caracterización de la superioridad y de la inferioridad, porque, como bien sabemos, para discrimi- nar debe existir alguien que se sienta con el poder para someter a un infe- rior. Normalización de la desigualdad, como también se le llama, es una de las formas que también propician la negación de igualdad en derechos. Como resultado de todas estas prác- ticas tenemos la legitimación del más fuerte, del abuso de poder y del odio entre personas que comparten mo- dos de vivir a pesar de las diferencias que entre ellas puedan existir. Durante mucho tiempo hemos estado en una lucha constan- te para evitar a toda costa la normalización de la discriminación, pero, a causa de tensiones sociales causadas por los gobiernos y las industrias culturales que buscan proteger sus propios intere- ses, esto no se ha conseguido. Además, la forma de organización de muchos países en la actualidad, como lo es el capitalismo, ha generado un individualismo que invita a la indiferencia y a no em- patizar con el otro, y, por el contrario, promueve la lucha por el bienestar individual sin importar el de los demás. En este sentido habría que cuestionarnos cómo estamos actuando en nuestro contexto, es decir, cómo me relaciono con el otro, qué hago por mí y por los demás, cómo estoy ayudando a mi comuni- dad, a mi estado y en una escala mucho más gran- de, a mi país, qué cosas le estoy aportando al mun- do, y no me refiero a conocimientos, sino más bien, a los valores que hacen mucha falta hoy en día pero que ya nadie tiene el mínimo sentido de compartir lo que más importa. Las relaciones interpersonales en la actualidad son muy difíciles de establecer por- que los seres humanos queremos recibir, pero no dar, buscamos atención, pero no la damos y, sobre- todo, pedimos ser respetados, pero no respetamos. Por el simple hecho de compartir la condición de ser seres humanos deberíamos identificarnos como semejantes y respetarnos unos a otros, sin embargo, parece que nos hemos empeñado en ha- cer todo lo contrario. Constantemente buscamos lo diferente que tiene el otro para así poder etique- tarlo y, posteriormente, excluirlo de pertenecer a lo que nos hace per- sonas. Además, hemos planteado que ser “di- ferente” es una cuestión negativa, y, claramente, esto ha sido influencia- do por el fenómeno de la discriminación. Pero en realidad nos hemos puesto a pensar, ¿qué es ser diferente y por qué es algo tan prohibido en esta sociedad que presume de ser incluyente? Actualmente decimos, tal vez sin pensarlo, por lo normalizado que se encuentran estas formas de ex- presión en el lenguaje, que alguien es diferente cuan- do no comparte lo que el común de la sociedad pien- sa y aprueba. También, decimos que una persona es diferente por su condición física, pues, por ejemplo, a una persona que utiliza silla de ruedas, solemos llamarle “discapacitado” o que tiene una “capacidad “HABRÍA QUE CUESTIONARNOS CÓMO ESTAMOS ACTUANDO EN NUESTRO CONTEXTO, ES DECIR, CÓMO ME RELACIONO CON EL OTRO, QUÉ HAGO POR MÍ Y POR LOS DEMÁS, CÓMO ESTOY AYUDANDO A MI COMUNIDAD” ENTRE EL RECONOCIMIENTO DE LA DIVERSIDAD A LA IGUALDAD

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