Contratiempo

9 Arte y cultura mi tristeza, ya nada tendrá el poder de perforarme el corazón. Ahora seré quien tenga el poder de un dios, seré dueño de mi existencia por una sola noche, poseeré el ser mismo. El "Siracusa" parece más tranquilo que nunca, el Parque Ánimas cobija a menos por- dioseros y de La maison du rouge las putas y sus amantes salen más sonrientes que cual- quier otra noche. El cielo oscuro desafía con su belleza a quien se atreva a mirarlo, hoy la noche es la más hermosa de todas, no habrá otra más encantadora jamás, aunque la hubiera nadie viviría para verla. Después de escuchar un último tango salgo del cabaret, cruzo las tres calles hasta el parque para entrar al hotel. Pido un cuarto, en el piso más alto posible para que nada perturbe mi descanso. Me entregan la llave de una habitación en el quinto piso. La recámara luce vieja y descuidada, pero, qué más da, al fin de cuen- tas, uno está más que acostumbrado a sitios así. El cuarto tiene un balcón desde donde se aprecia la calle y las luces de la ciudad, es muy bonito, estar ahí brinda una sensación de paz, poder sentir el aire en la piel y poder ver la ciudad desde tan alto es simplemente bello. Por eso, me dejo llevar, permito que mi cuerpo se deslice a través de los brazos seductores de la otra vida. Ya no veo nada, sólo escucho el murmullo de la gente y una sirena lejana que poco a poco desaparece, esta vez gané la guerra. Vencí. Al fin puedo descansar sin que la desgracia me alcance, después de tanto finalmente la muerte me envuelve en un beso.

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