Contratiempo

14 15 Opinión Rumbo al primero de julio Por María Guadalupe Cedillo Mata | Estudiante de Relaciones Internacionales C orría el año 2008 y yo tenía 11 años. En esas épocas jugaba tenis dos veces por semana con mi her- mana, y con mi papá cuando podíamos los fines de semana. Desde hace mucho no he vuelto a jugar pero lo disfrutaba mucho. Ese año también todos en casa nos empezamos a interesar más por ver tenis. De manera casi inmediata Ivana y yo decidimos que Roger Federer era nuestro tenista favorito, mi papá por su parte se declaró fan de Rafa Nadal. La rivalidad había pasado de la cancha de tenis a mi casa. Es por ello que este artí- culo no pretende ser imparcial. Siempre me ha impresionado la técnica de Federer. Ese revés a una mano que parece estar en peligro de extinción en el circuito, su caballerosi- dad con el resto de jugadores, sus apa- rentes nervios de acero al enfrentarse a momentos difíciles y como estos se desvanecen cuando tiene que hablar después de ganar algún torneo (si tienen duda tan sólo vean la premiación de este año en Melbourne). Cuando la leyenda superó todo pronóstico Por Laura Díaz Mangas | Estudiante de Relaciones Internacionales Desde hace una década he visto la mayoría de los partidos que Roger ha ju- gado sin importar si son a las dos de la mañana porque juega en Australia, o si tengo que faltar a una clase. He disfru- tado –y también sufrido– muchísimos de sus partidos, de esos que llegan a cinco sets y hacen que uno diga "ninguno de los dos merece perder". Debido a su edad –en agosto cumpli- rá 37–, desde hace varios años muchos lo habían desahuciado argumentando que un tenista cuando llega a los 30 general- mente va en la recta final de su carrera y que había una generación de tenistas reclamando un lugar en lo más alto del circuito. Y así fue, tenistas como Nadal y Novak Djokovic le ganaron varias veces. Parecía que los analistas tenían razón. En 2016 tuvo que someterse a una operación de rodilla, que le hizo imposi- ble jugar la mitad de la temporada, se veía latente la posibilidad del retiro. In- cluso había salido del top ten después de muchos años de estar adentro. Un año después, en enero de 2017, llegaba a la fi- nal del primer Grand E l pasado 12 de febrero se dio fin al proceso de precampañas electora- les para la contienda presidencial del 2018. Los contendientes que se pre- sentaron durante los meses de noviem- bre a febrero y que probablemente apa- recerán en la boleta el próximo 1 de julio no son realmente una sorpresa. En casi todas las encuestas realiza- das por diversas instituciones que siguie- ron las reglas en cuanto a metodología del Instituto Nacional Electoral (INE), posicionan al candidato del partido Movi- miento de Regeneración Nacional (More- na), Andrés Manuel López Obrador, como favorito para apropiarse de Los Pinos en la próxima y cercana contienda. López Obrador ha sido una de las fi- guras políticas más reconocidas en Mé- xico durante casi dieciocho años. Como líder del izquierdista Partido de la Revolu- ción Democrática (PRD) fue elegido Jefe de Gobierno del Distrito Federal –ahora Ciudad de México– en 2000, donde utili- zó su plataforma en una de las ciudades más grandes del país y del mundo para hacer escuchar su mensaje de cambio, perdiendo por poco la oportunidad de ganar la presidencia en 2006. Una elec- ción que todavía afirma que le fue robada por fraude electoral. Volvió a competir en 2012, quedando en segundo lugar nue- vamente, pero esta vez por un margen mucho más amplio frente al ganador, En- rique Peña Nieto. En 2013, López Obrador renunció al PRD y creó su nuevo y actual partido, Morena, que tuvo un buen desempeño en las elecciones de mitad de período en 2015 y ahora está construyendo su pre- sencia nacional antes de las elecciones de julio. En cuanto al segundo lugar, todavía no se vislumbra un ganador definitivo de la posición y del fuerte voto anti-AMLO. Por parte del Partido Acción Nacional (PAN) se encuentra su expresidente na- cional, Ricardo Anaya Cortés, que ha op- tado por aliarse con el PRD y Movimiento Ciudadano, un partido más pequeño que ha tendido a mover sus alianzas en los últimos años. Anaya tendrá sólo treinta y nueve años cuando se realice la elección, pero ya ha sido una figura importante en la política nacional durante seis años. El PAN parecía estar bien posicionado para desafiar a López Obrador en 2018, hasta que una disputa muy pública entre Ana- ya y Margarita Zavala, ex contendiente a la candidatura presidencial por el PAN y esposa del ex presidente Felipe Calde- rón, resultó en que Zavala renunciara al PAN y tomara alrededor del 7 por ciento de los votantes con ella, perjudicando tanto a ella como a las ofertas de Anaya por la presidencia. El candidato del partido en el poder, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, ex secretario de Hacienda y Crédito Público, se pre- senta como uno de los candidatos me- jor calificados para postularse para la Presidencia. Además de su cargo como Secretario de Hacienda, ocupó cargos en el gabinete en materia de energía, desa- rrollo social y asuntos exteriores en dos gobiernos diferentes de diferentes postu- ras políticas. No obstante, Meade se enfrenta con algunas dificultades que bloquean su camino a la presidencia. El primero, y tal vez el más relevante, es su clara asociación con la administración actual del presidente Enrique Peña Nieto. La impopularidad del gobierno representa un problema importante para Meade, pero curiosamente, dicha dificultad se ha convertido en una de sus principa- les ventajas. La distinción (o intento de) entre su candidatura y el partido que lo respalda ha jugado un papel clave para el comienzo de construcción de su propia reputación dentro del electorado, “distin- guiéndolo” de las políticas y personalida- des priistas. Otra figura importante que se inserta en la competencia por la presidencia del país son las candidaturas independien- tes. Los aspirantes que lograron recabar el número de firmas establecido por el Instituto Nacional Electoral (INE) para aparecer en la boleta electoral, son el ex gobernador de Nuevo León, Jaime Rodrí- guez Calderón “El Bronco”; la ex diputada panista, Margarita Zavala y el ex senador, Armando Ríos Piter. Ellos representarán una cierta apertura al sistema democrá- tico del país. Sin embargo, los lazos con su antigua afiliación partidaria dificultarán que tal proceso realmente se lleve a cabo. Como era de esperarse, el futuro pa- norama del país no pinta una elección libre de controversias y conflictos entre candidatos y, aún más preocupante, en- tre electores. Por un lado, cada día es más frecuente escuchar declaraciones ri- dículas en el discurso de Morena como lo son la supuesta amnistía a narcotrafican- tes o la elaboración de una Constitución moral; y por el otro, nos encontramos con presuntas investigaciones por lavado de dinero y desvío de fondos perpetrados por Anaya y Meade. Y como si eso no fue- ra suficiente, la población tiene que pre- senciar las infantiles campañas de des- prestigio entre candidatos por diversas plataformas de redes sociales. Además, en los últimos meses se ha podido observar una fuerte polariza- ción de la sociedad en cuanto a sus pre- ferencias políticas. Los discursos de las precampañas han logrado la fragmen- tación de la población, incluso más que en las elecciones de 2006 donde el país estuvo al borde de la crisis. La retórica radical separa y ejemplos no faltan: la presidencia de Donald Trump y aquellos que la aprueban contra la población de las minorías; las elecciones entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron en Francia; y el surgimiento de la ultra derecha en Ale- mania, Turquía y Holanda. Claro que el hartazgo social es váli- do y probablemente se verá reflejado en las urnas. Sin embargo, realizar una de- cisión bajo los efectos del descontento o enojo se traduce en miedo y el medio, a su vez, se transforma en caos. Si nues- tros políticos mantienen a México en un continuo estado de desigualdad, pobre- za y corrupción, lo único que nos queda es la unión ciudadana. No vale la pena perder dicha cualidad por ningún candi- dato o partido político. Opinión Slam del año contra su némesis: Nadal. Después de cinco sets, Roger se alzó con el título. Ninguno podía creer lo que es- taba pasando, mejor regreso no podía tener. En julio de ese año ganó Wimbledon, el torneo que se destaca por respetar la tradición, "la Catedral del tenis" le lla- man. De nuevo, nadie creía que a sus 35 años un tenista pudiera ganar su título 19, consolidándose como el tenista más ganador de todos los tiempos. Después de tener un año magnífico, pocos creían que la hazaña pudiera repetirse. Sin embargo, sucedió. Roger ganó este enero su torneo número 20, su sexto torneo en Australia. Emocionado, como muchos de sus fans en todo el mundo, no pudimos ocultar la emoción. Por si fuera poco, se convirtió una vez más en número uno del mundo. Es increíble cómo a sus 36 años nos sigue asombrando con su tenis, pare- ciera que es inmune a las lesiones y al tiempo. La leyenda superó todo pronósti- co. Creo que no nos queda más que agra- decer ver jugar a Roger. Algún día les contaré a mis nietos que sí, yo vi jugar al mejor jugador de todos los tiempos. Foto: FB Roger Federer

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