Contratiempo
16 17 Opinión Opinión Hay detalles reservados a los ancianos, quienes deben seguir una preparación espiritual a lo largo de su vida para poder os- tentar la encomienda de realizar rituales a nombre de la comu- nidad. Estos rituales se hacen en diferentes fechas y lugares, con ciertos cambios en cada caso. Por ejemplo, cuando la gente ha preparado la tierra para sembrar el maíz, justo antes de co- menzar la siembra, realiza el ritual tal como se ha descrito más arriba; posteriormente se empieza a cultivar el maíz; se cree que de esta manera se obtendrá abundante cosecha, pues con la ofrenda la tierra recupera su fuerza para seguir produciéndonos el alimento. Este ritual también se hace cuando se empieza a construir una casa. Antes de poner los cimientos, el dueño de la casa debe realizar una ceremonia donde pide permiso a la tierra y a su guardián para poder construir; se les pide por el bienestar de la gente que vivirá en esa casa. En este caso, la ofrenda se co- loca en las cuatro esquinas de la construcción. Hecho el ritual, se edifica la casa. Cuando alguien se enferma de gravedad, se recurre al ritual de agradecimiento a la madre tierra para pedir por su salud. Para ello, la ofrenda se deposita en la orilla de los ríos o en la montaña sagrada (casi todos los pueblos tienen un cerro que consideran sagrado). Ahí se pide a la tierra que permita a la persona enferma seguir viviendo, que aún no la recoja. Se considera que muchas la tierra penetra nuestro cuerpo y nos genera malestares; como cuando uno se enfada y maldice, la tierra resiente esas emocio- nes. Es por ello que se pide perdón a la tierra por las maldicio- nes y los sentimientos negativos que uno llega a sentir. Finalmente, hay un tipo de ritual muy especial. Es práctica- mente el mismo que en los casos anteriores, sólo que este se realiza en una fecha particular: el 31 de diciembre. Suele hacer- se siempre en la montaña sagrada y es dirigida por los ancianos. Este ritual es para agradecer al cielo por el año que se acaba; pero también para pedir por el bienestar de la comunidad en el año venidero. Generalmente los rituales se realizan cuando la luna está en su fase creciente, sin embargo el 31 de diciembre es una excepción. Por Israel González Olivares | Estudiante de Comunicación Ecos de un Festival: Una semana de cine en San Sebastián ¿ Qué pensarían si les dijera que una ciudad al norte de Es- paña, dentro del País Vasco, con poco menos de 200 mil habitantes y apenas tres recintos de cine es el escenario anual de uno de los festivales de cine más importantes y con mayor historia del mundo? Quizás me digan que eso es impo- sible, ¿cómo es que un festival de esa magnitud puede caber en un lugar tan pequeño? Exactamente, lo mismo me pregun- té cuando llegué por primera vez a mi destino de intercambio. Pero, ¿qué tiene que ver este dato con la primera pregunta? Bueno, no gran cosa realmente, sólo que tuve la fortuna, sin sa- berlo anteriormente, de llegar al mismo lugar al que se celebra el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. ¿Qué hace especial a este festival? Es decir, con tantos que se celebran al año en diversas partes del mundo, ¿por qué éste no pasa desapercibido? Quizás se deba a que es el único festi- val que lleva 64 ediciones ininterrumpidas o que fue uno de los festivales elegidos para la premiere de películas como Vértigo y North by northwest de un director llamado Alfred Hitchcock, o haber sido el lugar donde por primera vez una joven Sigourney Weaver vio una modesta película llamada Alien o porque en él han desfilado íconos del cine como Federico Fellini, Jean Luc Godard, Anthony Queen, Audrey Hepburn, Francis Ford Coppola, Elizabeth Taylor, Luis Buñuel, Orson Wells, Meryl Streep y Alfon- so Cuarón, por mencionar unos pocos. Sin duda, conocer un poco de este antecedente fue sufi- ciente para entusiasmar a un estudiante de comunicación y aficionado al cine, que por primera vez podría experimentar de manera tan cercana un festival de este calibre y descubrir en donde se escondían los elementos que lo hacen un evento tan importante. Aún recuerdo los días previos al inicio de la edición de este año. La última etapa del verano no daba tregua y con calores de más de 30 grados, la gente era testigo de cómo el Kursaal, el auditorio más importante de la ciudad, se preparaba para ser sede principal de esta fiesta, así como el Teatro Victoria, el Hotel María Cristina, el Teatro Principal, el Centro Cultural Tabakalera y los cines se preparaban para recibir a los invitados de este año y las más de 160 películas seleccionadas. Fue así que en pocos días, San Sebastián ya estaba inmer- so en un ambiente de festival que se podía notar en las caras de emoción de sus habitantes, así como en los múltiples negocios y bares del lugar que por esta semana se dejan llevar por la emo- ción del cine, convirtiéndose, por una semana, en lugares de película, como una cafetería llamada My tea que se transformó en el salón de té de Madame Puddifoot’s, del universo de Harry Potter o una joyería que rindió tributo a Audrey Hepburn en su faceta de Desayunos de diamante o Breakfast at Tiffany’s, por mencionar algunos. Sin embargo, para la mayoría de los habitantes de esta ciu- dad vasca, la pasarela de estrellas y nombres reconocidos no son el aspecto más importante del festival. Otra de las virtudes que hace que año con año se espere con ansia su llegada es la diversidad de su programación, presentado películas internacio- nales que van de las más anticipadas, como A Monster Calls, dirigida por el director catalán Juan Antonio Bayona (El Orfanato, Lo Imposible) y a la cual pude asistir a una función especial con todo y Sigourney Weaver presente; a las más películas modes- tas, como The Red Turtle, la primera película de Studios Ghibli dirigida por un director francés (Michael Dudok de Wit) que pude ver una sala que contaba apenas con 50 butacas. De igual manera, se reconoce al festival como uno de los principales escaparates para dar a conocer películas his- panoamericanas y latinas, convirtiéndose así en un importante impulsor de estos trabajos. Esto me que- dó claro al toparme con la enorme expectación que causó entre los vascos observar la llegada de Javier Bardem, o las largas filas que se hicieron afuera de los recintos para entrar a ver Julieta, de Pedro Almo- dóvar, y La Reconquista, de Jonás Trueba. Asimismo, entre las propuestas que se pudieron encontrar este año dentro de la sección Horizontes Latinos destacó Neruda, de Pablo Larraín, la cual con- tó con la actuación del mexicano Gael García Bernal, quien no sólo vino a presentar el largometraje, sino que también se llevó el primer Premio Jaeger-LeCoul- tre por su larga y destacada trayectoria dentro del cine latinoamericano. Y aunque no pude toparme con el charolastra por las calles de San Sebastián, tuve la oportunidad de ver La Región Salvaje, la última película Amat Escalante, con todo y director presente en la función. Recuerdo que el mismo Amat, al finalizar la misma, aprovechó este espacio para dirigir- se a la perpleja audiencia congregada y recordarles que una de las funciones del cine es la de provocar algo en el espectador. Con una película que rinde homenaje al género de terror y cien- cia ficción, fue que decidió tocar el tema de la doble moral, la homofobia, el machismo y la violencia dentro de las familias que se vive en gran parte de México, afirmando que recurrió a estos géneros debido a que el mismo problema ya había sobrepasado la realidad, agotándose y por tanto perdiendo impacto no solo en la sociedad mexicana, sino también en muchas otras partes del mundo. Gracias a esta película encontré otra de las características que hacen especial a este festival, y es que no existe el miedo y la censura a la hora de construir la programación altamente variada, dándole gusto a todo tipo de fan del cine, sin olvidar la importancia que tiene como actividad social, la cual nos puede llevar a la reflexión y acción en nuestros múltiples contextos y realidades. Algo de lo que más me agradó del festival es el compromiso que tienen por mostrar la obra de directores emergentes y la propia producción local. Y esto lo viví viendo la película Kale- begiak, una producción que muestra 12 variados relatos de 12 diferentes directores, con San Sebastián como única locación de todos ellos, haciendo de la ciudad un personaje importante dentro del desarrollo de las historias, al mismo tiempo que im- pulsa el talento de los cineastas locales. Sobre esta misma línea, otro ejemplo que demuestra el es- fuerzo del festival por apoyar a las y los realizadores emergentes es el XV Encuentro Internacional de Escuelas de Cine, donde se juntaron alumnos de varias escuelas de cine internaciona- les, para ver los cortometrajes producidos por ellas y ellos, con la finalidad de discutir sobre la calidad de cada uno, así como de sus puntos fuertes y donde es necesario seguir trabajando, siendo también premiados por ellos mismos y por el director Benedikt Erlingsson. Es de destacar que el premio en este XV Encuentro al cor- to más innovador se lo llevó el mexicano egresado del CUECU Carlos Lenin con la producción 24° 51’ Latitud Norte, demos- Fotos por: Ibero Prensa Fotos por: Israel González Continúa...
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