Contratiempo
6 7 En la Ibero En la Ibero Desde el CIDEL: Día la Interculturalidad 2016: Refugiados y Diversidad Lingüística La última y nos quedamos... Por Marlene Proskawer Espinosa | Coordinadora del Área Intercultural de Lenguas Por Ana Karla Albisua Bermúdez | Estudiante de Ingeniería Mecánica y Eléctrica E l pasado 15 de abril se llevó a cabo el Día de la Interculturalidad, even- to organizado desde hace ya varios años por el Área Intercultural de Lenguas, que se ha convertido en emblema del proyecto de formación integral de nues- tros estudiantes al hacerlos partícipes de la problemática social actual y de las soluciones posibles desde una mirada in- tercultural. En esta ocasión, dando respues- ta a los acontecimientos globales que hemos atestiguado recientemente, se tocó el tema “Refugiados y Diversidad Lingüística” donde alrededor de 1,600 estudiantes inscritos en las diversas len- guas extranjeras impartidas en el CIDEL, abordaron la situación actual de 28 paí- ses que se encuentran en los primeros lugares de expulsión de refugiados, las razones principales que provocan este fenómeno y las ventajas que resultan del mismo, tales como la diversidad cultural y lingüística en los países receptores. En su discurso de inauguración, el Dr. Francisco Valverde, Director del Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social (CIRAS), enfatizó que los millones de refu- giados que existen en el mundo son tes- timonios vivos de un modelo civilizatorio que afecta negativamente a millones de personas y grupos sociales que son ofen- didos, agredidos y victimados a través de injusticias, dominaciones y opresiones. Con la muerte de Alan Kurdi en sep- tiembre del año pasado, el mundo volteó la mirada hacia la situación en Siria y la crisis de refugiados que está afectando a millones de personas en Medio Oriente y Europa, la cual da cuenta de los flujos migratorios en todo el mundo que se han agudizado como resultado del fallido mo- delo neoliberal. La Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados define como refugiado a “una persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo so- cial u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él”. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) es- tablece que “un refugiado tiene derecho de asilo en condiciones de seguridad. Sin embargo, la protección internacional incluye algo más que la propia seguridad física. Los refugiados deberían recibir al menos la ayuda básica y los mismos de- rechos que cualquier otro extranjero que sea residente legal. Así, los refugiados tie- nen derechos civiles básicos, incluyendo la libertad de pensamiento, de movimien- to, y el derecho al respeto como persona. De igual forma, los derechos económicos y sociales se aplican a los refugiados al igual que a otros individuos: derecho a asistencia médica, derecho a trabajar para los adultos, y derecho a la escolari- zación para los niños”. Sin embargo, la realidad es otra. La realidad es que, a finales de 2014, el núme- ro de personas desplazadas por la gue- rra había alcanzado un impac- tante nue- vo récord, llegando a 59.5 millo- nes de per- sonas, un nivel nunca visto desde la Segunda Guerra Mun- dial. De los 59.5 millones de personas desplazadas forzadamente hasta el 31 C omo todo en esta vida, lo que un día empieza algún día debe de terminar. Me llena de nostalgia pensar que hace cinco años –y vaya que suena a mucho tiempo– iniciamos nuestros estudios universitarios. Puedo acordarme de la incerti- dumbre que tenía al iniciar las clases. Me preguntaba si me costaría mucho trabajo pasar las materias, ¿habría chavos guapos en la uni?, ¿qué iba a hacer cuando terminara la carrera?, ¿seguiría viendo a mis amigas de la prepa?, ¿qué tal si al final ninguna empresa quisiera contra- tarme?, ¿y si me equivoqué de carrera y luego tengo que cam- biarme? Hoy gracias a Dios, todas esas inquietudes tienen una respuesta, pues finalmente llegamos a la meta. Los amigos que hicimos en la prepa y que hemos conserva- do durante años, seguirán siéndolo mientras los mantengamos cerca de nosotros y les prestemos atención. No cabe duda de que los mejores amigos se cuentan con los dedos de las manos, y éstos llegan a sobrar. Por eso mismo, ahora que ya salgas de la uni, no olvides a tus amigos que conociste mientras estuviste ahí, porque los lazos que formaron, al igual que con los amigos de la prepa, son irrompibles, pues viste tus sueños profesiona- les madurar junto a los de ellos. Acerca del amor, no sé si pueda hablar por todos respecto a este ámbito. Muchos encuentran al amor de su vida incluso an- tes de entrar a la uni, otros en su intercambio, otros lo encuen- tran en las aulas, con los cuales acaban casándose, y muchos otros no saben si ya lo han encontrado. ¿Qué tal si estuvo todo este tiempo frente a nuestros ojos? Pudimos haber tenido cla- ses con él/ella y aun así nos cuestionamos si será posible que esa persona especial siga deambulando por el mundo tratando de encontrarnos. Sea como sea, si tuviste la dicha de conocer a alguien du- rante tus años de universitario y ésta pasó a ser una persona muy importante en tu vida, no importa en qué haya acabado la relación, si sigan juntos o si no, lo importante es que crecieron y fueron felices por el tiempo que tuvieron que serlo. Los noviaz- gos de la universidad suelen marcarnos fuertemente, nos hacen crecer y nos impulsan a plantearnos metas cada vez más altas. Dejando de lado las relaciones humanas que, para bien o para mal, le dieron sabor a nuestra experiencia universitaria, ahora que ya somos prácticamente recién graduados, no nos enfrentaremos más a aquel nerviosismo que sentíamos antes de presentar un examen o un proyecto final. Ahora nos pone- mos de frente a esta sensación de peligro que sentimos al haber concluido los estudios. Es como estar parado frente a un precipicio sintiéndote vulnerable porque no sabes qué va a pasar a continuación. La vida real empieza, es tiempo de mantenerte a ti mismo, a tu manera de entender y con los muchos o pocos recursos que tengas, a la vez que te aventuras a darle las primeras pin- celadas a tu proyecto de vida. Y darle forma a ese proyecto de vida no es nada sencillo. No se trata de elegir en qué o cuál empresa trabajar, o si vas a ser independiente y abrir tu propio negocio o consultorio. Más allá de las banalidades productivas, recordarás que en algún momento de tu carrera escuchaste mencionar, en más de una ocasión, que somos más que sólo profesionistas; somos seres humanos en los que la filosofía ig- naciana ha apostado para que busquemos la dignificación del otro, por medio del servicio a los demás. ¿Pero qué significa eso? Significa darle un sentido mucho más humano y más profundo a todos los talentos que conse- guimos desarrollar a lo largo de nuestra carrera universitaria. Significa no quedarse callado, ni mirando frente a las injusticias cotidianas que vivimos día a día. Significa armarse de valor y emplear los conocimientos adquiridos para servir al otro y así poco a poco, crear un mundo donde quepan muchos mundos. Dice el Papa Francisco: “Aquel que estudió con Jesuitas no pue- de esconder la cabeza”. Después de pasar cuatro o cinco maravillosos años de nuestra vida en esta institución, donde aprendimos de libros y de personas, donde aprendimos de las consecuencias de nuestras acciones, y de personas cuyas realidades se alejan a las nuestras, va a ser muy difícil que nos despidamos para siempre de ésta que será siempre nuestra segunda casa, nues- tra ahora Alma Mater, teniendo en mente que saber crecer es saber decir adiós y es necesario hacerlo. Demos gracias a nuestros padres, que sin su apoyo no es- taríamos aquí. Demos gracias por pertenecer a un grupo de personas que tienen el privilegio de estudiar y que tienen la posibilidad de hacer algo trascendente con lo que aprendimos. Sepamos dar gracias a la vez que hacemos llegar estos conoci- mientos a aquellos que no los tienen al alcance. Gracias a todos nuestros profesores por su apoyo y sabidu- ría incondicional en todo momento. Gracias a nuestros amigos y personas cercanas que nos han acompañado en este crecer y que nos han hecho ser quienes somos hoy en día, desearles a todos el mejor de los éxitos y dichas para toda su vida. Y finalmente, gracias a la Ibero Puebla por enseñarnos que no tenemos que ser los mejores profesionistas del mundo, sino para el mundo. de diciembre de 2014, 19.5 millones eran refugiados (14.4 millones bajo el mandato del ACNUR y 5.1 millones regis- trados por la Agencia de la ONU para los refugiados de Palestina (UNRWA por sus siglas en inglés)), 38.2 millones despla- zados internos y 1.8 millones solicitantes de asilo. Además, se calcula que la apa- tridia afectó al menos a 10 millones de personas en 2014, aunque los datos re- cabados por los gobiernos y comunicados al ACNUR se limitaban a 3.5 millones de apátridas en 77 países . La realidad es que el mundo está en crisis y nuestros estudiantes deben compenetrarse con los sucesos mundia- les que forjarán las sociedades futuras y, sobre todo, contar con las competencias interculturales y lingüísticas que les per- mitan contribuir a la mejora de las mis- mas AMGD. Concluyendo con palabras del Dr. Valverde “tenemos derecho de ser igua- les cuando la diferencia nos inferioriza y tenemos derecho a ser iguales cuando la igualdad nos des caracteriza […] Defen- der la dignidad en medio de la barbarie, la impunidad y el cinismo es una asignatura del nuevo modelo cultural que debemos generar desde las bases de la sociedad, desde los que sufren la historia a partir de la esperanza y del reconocimiento re- cíproco de las diferencias”. Fotos por: CIDEL Foto por: Jorge Ortega
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