Contratiempo
9 El servicio social es un requisito para todos los estudian- tes universitarios que están por concluir sus estudios. Es un requisito como nacionales de nuestro país, para contribuir y regresar un poco de los beneficios que nos ha dado nuestra tierra, nuestra gente y nuestro Estado. Algo así como ser vo- luntario, un voluntario comprometido con la sociedad. Y muchos podrían pensar entonces, ¿Por qué un servicio social en el extranjero? ¿Si se supone que el servicio es pre- cisamente para contribución a nuestro propio país? Pues, a decir verdad un servicio social en el extranjero, en nuestro caso, nos ha hecho sentir aún más mexicanos. El extrañar, el conocer otro lugar, el hablar de nuestro país y el apreciar lo que tenemos en nuestra casa ha duplicado el conocimiento y por supuesto la formación que nos hemos traído. El extranjero, aunque a decir verdad no tan lejano, fue la bella Nicaragua. Un país centroamericano nada ajeno a nuestro México y, a pesar de la similitud lleno de diferencias que nos formaron más como personas. Fuimos a dar la cara por nuestro país, a regalarle a la gente la formación que tenemos, a brindar la ayuda a como la hemos aprendido en casa; fuimos a Nicaragua no solo a servir y dar un ejemplo de buenos mexicanos, sino a demos- trar que en realidad no existen barreras para acercarse a otro ser humano, que eso del servicio social debería ser mundial, un servicio social mundial, no por obligación sino sobre todo por el simple hecho de que ayudar y contribuir al desarrollo de los demás es un privilegio exquisito, digno de celebrar- se y divulgarse. Y en realidad creemos fielmente que, esta experiencia en el extranjero más allá de hacernos ajenos a nuestra realidad, resaltó nuestra mexicanidad, nuestro com- promiso por nuestro país y sobre todo exaltó ideas diferentes de cómo poder contribuir con México. Ni Nicaragua ni México son tan diferentes, ambos tiene lazos en común que los unen, más allá de la lengua, la amabi- lidad, el carisma, los paisajes naturales, las ganas de la gente de querer cambiar, de querer hacer algo por ellos mismos y sobre todo un amor inmenso al ser humano hicieron que la experiencia pudiera valorarse en muchos sentidos. Vale la pena sin duda mostrarse al mundo, y nada más bello y hasta raro que presentarse al mundo primero sirvien- do. Estamos acostumbrados a visitar y conocer nuevos luga- res por gusto, por viaje de placer y por estudios ¿Pero quién va y decide dejar a su familia, a su país por servir a otros? ¿Quién conoce estos programas de servicio social en el ex- tranjero y realmente los ve como viables para un servicio? Consideramos que solo personas que confían en el ser hu- mano por el ser humano más que confiar en mexicanos como solo mexicanos definidos por una nacionalidad. Servir es de personas con formación y a servir fuimos a Nicaragua y para servir también nos hemos preocupado por México. Geovana. Para mí, como estudiante de Relaciones Internacionales, no solo fuimos a servir a personas en cooperativas camaroneras, también fuimos a servirnos a nosotros, porque al ser seres multidimensionales esta experiencia debió no solo ayudar en el exterior sino también en nuestro interior. El hecho de convivir con tres personas totalmente ajenas a mí y a mi vida supuso no solo una práctica de la empatía sino también de la tolerancia, compresión y acoplamiento que dudo hubiera sido posible sin las personas excelentes con las que me tocó compartir esta experiencia. Juntos descubrimos no solo Nicaragua y personas de diferentes países y nacio- nalidades que se cruzaban en nuestro camino por diferentes razones también aprendimos a conocer México, así, viéndolo desde afuera, juzgando con fundamentos y exportando nues- tro conocimiento a una realidad diferente a la nuestra. El contacto con personas humildes y su deseo de salir adelante enriqueció totalmente mi perspectiva del mundo y el aplicar la teoría en la práctica sin duda es una de las me- jores experiencias que cualquier universitario puede tener. Majo, Caro y Chava. El trabajo con las personas, platicar, conocerlos y entender el contexto y la realidad en el que se desenvuelven, fue lo me- jor de ir a Nicaragua a hacer servicio social. Mucha gente nos abrió sus corazones, nos mostró un “cacho” de su vida y nos enseñó sobre su país, entre lo que descubrimos los sabores de- liciosos que tienen para compartir y los paisajes maravillosos y únicos que existen en este país, pero sobre todo tuvimos la dicha de conocer gente tan valiosa y que a pesar de vivir en condiciones marginadas, siempre buscan iniciar cada día con alegría y optimismo. Se podría decir que nosotros tomamos el gafete de expertos al hacer los Planes de Gestión Ambiental, pero en realidad creemos que nosotros aprendimos más de ellos y sus experiencias, desde conceptos técnicos, teóricos y prácticos, hasta nuevas formas de ver la vida. En general decimos que Nicaragua no cumplió nuestras expectativas, y esto no es de manera negativa sino todo lo con- trario, Hoy Nicaragua se queda guardada en nuestros cora- zones, se mantiene presente en los nuevos lentes con los que vemos la vida y apreciamos lo que hay a nuestro alrededor. En la Ibero Foto por: Servicio Social
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