Contratiempo
14 15 Los pretenciosos de Facebook Desarrollo humano en un mundo globalizado Por: Ana Karla Albisua Bermúdez Estudiante de Ingeniería Mecánica y Eléctrica L a globalización surgió como un término derivado del cambio en la política económica del mundo, en el que tomaron la apertura de fronteras e intercambios cultu- rales y de productos. En el libro Propuestas para una globa- lización más humana se presenta muy bien un análisis en el que se describe cómo fue evolucionando, desde sus inicios, la globalización y de cómo todo se basó en el modelo económi- co de Adam Smith para generar la tan famosa “libre compe- tencia” que nunca ha existido, pues no se puede competir en una carrera, por poner un ejemplo burdo, contra alguien que tiene Nike mientras que tú tienes huaraches. Tal y como lo describe el libro, tras la caída del muro de Berlín en 1989, se tomó estúpidamente como única verdad a todos los postulados económicos que dijo Smith y desde en- tonces nadie se ha encargado de des- mentirlo o de siquiera proponer algo diferente que permita a las personas, que en peores situaciones económicas se encuentran, pasar a un mejor nivel de vida, haciendo como bien desean, una “competencia justa”. En la historia de la humanidad siempre ha habido naciones “imperia- listas” que se creen – o llegan a ser en algún momento – superiores a los de- más, pero que no por ello tengan el de- recho a elegir sobre el destino y la vida de millones de personas, no sólo de su país, sino del resto del mundo, basándose única y exclusivamente en lo que les con- vendría a ellos como nación y bajo sus intereses personales. Tal es el caso de los Estados Unidos, que se han encar- gado de poner una exagerada reglamentación proteccionista enmascarada de “aranceles” y “leyes de importación”, para generar que los países que apenas empiezan a producir fra- casen en su intento por ganar un buen lugar en la competen- cia libre y justa. Siempre ha existido una competencia desleal con Estados Unidos pues sus gobernantes e incluso sus co- rredores de bolsa se interesan más por que el dólar no se vea menospreciado, aunque eso represente darle un fuerte golpe económico a un país en crisis, como lo son la mayoría de los pertenecientes a Latinoamérica y África. Esto ha sido posible gracias al uso de la tecnología, que puede ser tanto empleada para generar un bien social mun- dial, como ser una maldición. La facilidad con la que se pue- den hacer transacciones bancarias y controlar el mercado de capitales (sea Wallstreet, City of London, bancos Suizos, el Banco Europeo de Frankfurt, FMI, etc.) ha promovido que la economía mundial se sustente no en bienes concretos y rea- les/físicos, sino en puros números representados por bits y bytes, que en cualquier momento pueden generar la entrada en bancarrota de una empresa o bien la crisis económica en un país. Y lo peor de todo, es que los estadounidenses, o al me- nos sus políticas, se siguen basando hasta la fecha en una mentalidad consumista que además pretenden continuar in- culcando en el resto del mundo. Todos los medios de comu- nicación alrededor del mundo remarcan lo increíble que es ser “occidental” o “americano”, para llevar un estilo de vida derrochador y triunfador, sosteniendo así una postura en la que el único interés es saber que vales por la cantidad de di- nero que posees. Sin duda alguna hemos llegado a una etapa en la historia de la humanidad en la que vivimos una economía “inhuma- na”, “asocial”. Los valores e intereses de las personas se han ido deteriorando conforme la tecnolo- gía y la capacidad de adquirir bienes y servicios han aumentado. Curioso es, que la tecnología realmente esté ahí para ayudarnos a facilitar nuestras ta- reas diarias y no para restarnos sensi- bilidad y razonamiento. Hay países como Suecia y Alemania que son capitalistas, pero cuyos marcos legales se fundamentan en principios sociales que se interesan claramente por el bienestar de los seres humanos, es decir de su población y la alta calidad de vida a la cual tienen derecho a vivir. ¿Por qué es tan difícil para otros gobiernos tratar de pre- ocuparse en serio por su gente? Una de las respuestas más lógicas y concretas es la corrupción, y volvemos a lo mismo… La gente se vuelve corrupta porque ansía dinero, ansía supe- rioridad, ansía poder. Si nosotros cambiáramos los valores que tenemos, es decir, que el valor del dinero no se funda- mente en bits de computadora, ni en acciones, vaya ni si- quiera en la producción de un país; sino más bien en causas sociales, trabajo comunitario, reciclaje, en la ayuda que le prestas a tu comunidad, otra cosa sería. El último punto que acabo de mencionar habla nada más y nada menos que de las monedas complementarias. Este nuevo “sistema monetario” se basa en el valor de la moneda local –euros, dólares, pesos, etc.- pero también en cuánto más aportas algo bueno a tu comunidad. Por ejemplo, en el po- blado de Priem, en Alemania, las personas del pueblo iban a cambiar cierta cantidad de euros a “Chiemgauers”, es decir la nueva moneda complementaria, pues además de que se pue- den obtener más dependiendo del número de botellas de vi- drio que recicles y/o la ayuda prestada en los asilos o centros de refugiados, el “Chiemgauer” pierde 7% de su valor si al cabo de cierto periodo de tiempo no se ponía en circulación. ¿Qué quiere decir todo esto? Que es posible generar una moneda complementaria, más no sustituta de la actual, con la cual se fomente el servicio social y el comercio, pues na- die quería perder 7% del valor comprado al inicio. Con esta depreciación, se mantiene el flujo del comercio, o sea la compra-venta en continuo movimiento, generando que los comerciantes sigan teniendo qué vender, los doctores pa- cientes por atender, los zapateros zapatos por vender, etc. Es decir, el ciclo económico se mantiene activo y así ganan todos, juntos, no sólo unos cuantos acaparadores de riqueza. WLas crisis económicas de los países son generadas por la avaricia constante e insaciable de unos cuantos, que nunca estarán conformes con los millones de dólares que ya tienen. Es justo y necesario, que siendo herederos de civilizaciones tan tecnológicas e informadas tomemos nuevas decisiones y generemos nuevas alternativas para cambiar el curso de la vida de muchas personas que ya han sufrido demasiado en la miseria. Creo que nunca lo entenderíamos hasta vivirlo en carne propia, pero puede ser que nunca nos toque ese destino y por lo mismo, tenemos que dejar de ser indiferentes y buscar una nueva política económica global que nos permita ganar a todos, a través de que nos preocupemos por el bienestar de los demás. Opinión Opinión Sin duda alguna hemos llegado a una etapa en la historia de la humanidad en la que vivimos una economía “inhumana”, “asocial” Por: Violeta Carrasco Jiménez Estudiante de Comunicación F acebook es un arma de doble filo, depende de cómo lo utilice el usuario. Sin embargo, lo verdaderamente pre- ocupante es qué tan consciente es el usuario sobre el para qué utiliza esta red social y cómo influye en su persona, su contexto y sus relaciones. Esta crítica a Facebook propone que el Yo de las redes sociales es fragmentario: no es un ente completo ni macizo, pero mediante la observación puede rescatarse y exponer- se al Yo que hay detrás de la pantalla, porque las actitudes y hábitos que tenemos en nuestra vida virtual dicen mucho de nuestra vida verdadera, y sí, son dos mundos diferentes, aunque te sea difícil creerlo la mayoría de las ocasiones. En fin, en los siguientes dos subtítulos se abarca la “acti- tud de competencia” y la “frustración” como puntos de parti- da para analizar al Yo de las redes sociales. Competencia “Ahora vivimos, es decir, actuamos, precisamente en des- acuerdo de como pensamos y sentimos.” (Castilla del Pino, Carlos 61) El yo está fragmentado y sus pedazos se esparcen no en cada publicación de su perfil de Facebook, sino en las razones debajo de cada una de estas. Uno es el yo de la vida real y otro es el yo de las redes sociales y en el presente apar- tado se demuestra que tales diferencias se deben a las moti- vaciones existentes en ambos mundos. “La vida, que es ante todo lo que podemos ser, vida posible, es también, y por lo mismo, decidir entre posibi- lidades lo que en efecto vamos a ser.” (Castilla del Pino, Carlos 65) Ese es justamente el atractivo de Facebook, te permite decidir quién o qué quieres ser y te regala todas las herramientas para lograrlo, espacios en blanco para irlos llenando con tu nueva identidad, puedes inventarte que has leído 220 libros y que tus películas favoritas son de cine independiente francés, o que en su caso, eres un verdadero conocedor del fútbol y los deportes, o que amas los gatos, o qué sé yo. Tu perfil se vuelve tu carta de presentación y vas dedicándole más y más tiempo para poder impresionar a los demás. Facebook es el espacio número uno en cuanto a cantidad de pretenciosos. Tal pretensión y desperdicio de tiempo en la actualización de tu perfil, (además del interés por el chisme, claro está) se debe a la enorme competencia que existe en ese medio, en la cual el objeto que se desea alcanzar es la aten- ción. Así de simple e intangible es el sueño de todos. La atención se manifiesta como likes en las fotos de per- fil o de la fiesta del viernes, en comentarios en el muro y las publicaciones, en el incesante tintineo durante el día que te condiciona; estímulo: ese sonidito molesto, respuesta: emo- ción, tengo una notificación nueva. Todos anhelamos ser vistos, reconocidos; de nada im- porta lo que hagas en la vida real, si no lo compartes en las redes sociales es como si nunca hubiera pasado; es el nue- vo “ser es ser percibido” de Berkeley, puesto que “ser, es ser compartido en tu perfil”, y debe tener likes, porque de forma contraria, no tiene caso la vida. Y esta competencia es tan grande y exige tanto porque muchos de los usuarios que usan esta red social, desean lo mismo, la atención no es algo valioso para uno solo. Por su- puesto que adquirir el objeto deseado es una buena inver- sión, tanto directa como indirecta porque es posible inter-
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