Contratiempo

12 13 Académicos Una audición presidencial Por: Arantxa Ricardez Pérez Estudiante de Comunicación M e cuesta trabajo iniciar mi texto, se me viene a la men- te que Google puede ser de gran ayuda. Tecleo: Angélica Rivera. Recibo un bombardeo de 1 millón 780 mil resultados en 0.30 segundos. Algo me confunde, me impacta. Muchas fo- tos comparan la vestimenta de Rivera con la de la Duquesa de Cambridge; no- tas sobre que su hija asistirá a Berklee Collage of Music; Wikipedias sobre su vida artística; memes; publicaciones en la revista Hola; Forbes la incluye entre la lista de millonarios con propiedades en Estados Unidos; Milenio con sus looks durante la gira en Europa; Ariste- gui y sus cuestionamientos, y la mara- villosa biografía que publica la página oficial de Presidencia de la república. Una joya, sin lugar a duda. Su vida es una extensión de teleno- vela; no es peyorativo. Algo funciona, es interesante, un reflejo del impacto que tienen los melodramas en la sociedad, y el poder de la audiencia y televisoras para impulsar su mejor papel: primera dama de México y convertir a su esposo en Presidente de la República. Queda claro que Rivera jugó un pa- pel protagónico en un principio –des- pués convertido en “antagónico” – pues era el complemento de su esposo al afirmar que “servir a México apoyando el trabajo del hombre que más admira, representa para ella un gran reto y él más grande honor” (PDLR, 2015), para terminar como villana por la famosa “Casa Blanca” de la Lomas y demás me- tidas de pata. Angélica es una actriz multifacéti- ca, como primera dama tengo dudas. La política no es un terreno fácil. Hay que ser hábil, tenas y muchas veces cuidarte de tu propia sombra. No digo que el medio artístico sea sencillo, pero desarrollas otro tipo de habilidades, mientras que en lo político el que se mueve, no sale en foto. Esta frase la dijo un líder sindical llamado Fidel Veláz- quez, haciendo referencia a “cuadrarse con el jefe, quedarse calladito, servirle a los arriba pa’ recibir algo de hueso” (Delmar, 2011, en línea). El ambiente político no le era tan familiar, hasta que los representantes de la televisora la eligieron para que fuera imagen del Estado de México y 300 compromisos cumplidos. Me impresiona la transcendencia que tuvieron los comerciales. En esa época yo no podía votar, ni tenía idea que las primeras elecciones en las que ejercería mi “derecho” serían en las de Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador como contendientes. Recuerdo que veía la televisión –probablemente una nove- la¬– y en los anuncios aparecían pro- mocionales del Estado de México, “La Gaviota” me contaba todo lo que había hecho el gobernador; sonaba increíble y alentador, como si alguien hubiera llegado a cambiar el rumbo de México, como si alguien le importara el bien común. En silencio pensaba: yo quiero un gobernador así, ojalá pudiera vo- tar algún día por él si se postula como presidente. Mi pensamiento lo creo impac- tante, sobre todo analizado des- de otra perspectiva, pues per- sonalmente no sabía nada de Enrique, pero sí de ella. De la estrella de Televisa que apare- cía cada noche en horario estelar. La que ejercía el concepto poder; pero el poder para hacer algo; de tener habilidad para influir en el otro, donde existe una inter- pretación que violenta los sentidos. Es aquí donde te das cuenta sobre el poder mediático, esa capacidad que tienen los melodramas de penetrar en la mente del espectador, de “sucumbir ante el entumecimiento que producen todas las tecnologías si el usuario no controla de cerca su operación” (Mclu- han en Gordon y Willmarth, 2013, p73) Algo que en definitiva, las telenovelas pueden llegar a producir, no porque el espectador no piense, si no que muchas veces el contenido no se observa de for- ma detenida, sólo se ve como entrete- nimiento. “La Gaviota” es parte de una nue- va forma de gobierno, del gobierno que mueve a México, del PRI que le apuesta al “poder mediático: “la suplantación de la política por la mercadotecnia, la construcción de un liderazgo aparente cuyo afianzamiento depende del rating que de la eficacia y la credibilidad” (Si yo fuera presidente, 2009, p.16) tal cual como un melodrama, pero implan- tado en la sociedad. Se podría decir que la pareja pre- sidencial, y particularmente ella, es una extensión de una realidad virtual. Angélica, como describe el Portal ofi- cial de Presidencia de la República, (2015) siguió “el ejemplo de su madre, una mujer aguerrida, tenaz y amorosa que tuvo la fuerza de sacar adelante a sus hijos, desde muy joven la Primera Dama se convirtió en un pilar econó- mico, ético y emocional para sus her- manos, con quienes hoy integra una familia muy unida”. Parecería que el gobierno también solicitó ayuda de es- critores de melodramas para redactar este texto. ¿Será que Rivera no quiere dejar su papel? ¿No quiere poner pun- to final a su faceta artística? En verdad me sorprende leer su biografía y ver el video precisiones sobre la propiedad de Sierra Gorda 150: Sra. Angélica Ri- vera de Peña para después analizarlo y preguntarme ¿me la creo? ¿y si no está mintiendo? ¿qué pensará? ¿se les habrá olvidado poner música de fondo para darle más dramatismo? ¿cuándo sale el próximo capítulo? De forma sin- cera creo que es el papel de su vida. Por otra parte Villamil (2015) menciona que “La mezcla de farándula y política puede tener un buen inicio, pero casi nunca culmina bien. En Ar- gentina, Evita Perón logró lo que pocas primeras damas alcanzaron en Améri- ca Latina: convertirse en un fuerte ca- pital social a favor de su esposo, pero fue víctima de sus propios excesos. Y en Francia, el romance de Nicolás Sarkozy con Carla Bruni le generó popularidad efímera al mandatario de centro-dere- cha, pero no evitó su caída ante los vo- tantes franceses”. Sin duda en los últimos meses, Ri- vera ha sufrido las consecuencias de sus excesos. A pesar de ahora ser la “villana” del melodrama presidencial, se niega a tomar el papel secundario para fortalecer al gobierno tembloroso del marido. “Algo en el guion de esta telenovela falló […] mamá Gaviota ya no parece simpática sino abusiva. Una mala réplica de Imelda Marcos y sus cientos de pares de zapatos” (Villamil, 2015, en línea) México, gobernado por el que un día fue nombrado como el viudo de oro por la revista Quién , del mandatario que se enamoró de una bella actriz con la que conformó una feliz familia con seis hijos, que podrían ser protagonis- tas de un nuevo melodrama llamando Los tuyos, los míos y falta en nuestro. Bibliografía. Delmar, F. (2011). Grandes fra- ses de políticos mexicanos. [En línea] consultado el 12 de junio de 2015 en: http://www.chilango.com/general/ nota/2011/02/28/grandes-frases-del- politico-mexicano. Gordon, T y Willmarth, S. (2013) McLuhan para principiantes: el medio es el mensaje. Argentina: Dorrego. Presidencia de la República. (2015). Sra. Angélica Rivera de Peña. [En línea] Consultado el 12 de junio de 2015 en: http://www.presidencia.gob.mx/presi- dencia/primera-dama/ Villamil, J. (2009). Si yo fuera pre- sidente: El reality show de Peña Nieto. México: Grijalbo Villamil. J. (2015). Revista Proceso:Una mala telenovela llamada Angélica Rivera. [En línea] Consultado el 12 de junio de 2015 en: http://www. proceso.com.mx/?p=400524 Texto presentado por la autora para la clase Melodrama en Latino- américa, en el periodo Verano 2015. Editado para su publicación en Con- tratiempo. Fuente: Presidencia de la República Fuente: Presidencia de la República

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